El vandalismo aún cuesta decenas de miles de euros todos los años

Juan Ventura Lado Alvela
j. v. lado CEE / LA VOZ

CAMARIÑAS

Ana Garcia

Responsables municipales perciben una sensible mejora de la conciencia cívica

30 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

«Toquemos madeira, mellor nin nomealos por si acaso», decía ayer por la tarde el concejal de Obras y Servizos de Carballo, Luis Lamas, para señalar que, afortunadamente, no han tenido que lamentar en los últimos tiempos daños importantes por acciones vandálicas, más allá de «uns contedores queimados» y otros casos menores, nada que ver con los regueros de incidentes de antaño.

Coinciden en el otro extremo de la comarca, el edil de Obras de Camariñas, Juan Carlos Canosa, y el de Seguridade de Fisterra, Xan Carlos Sar. Este hace recuento: «Ardérannos uns contedores, pero xa hai e, ademais, creo que se identificou aos responsables. Ao mellor foi por iso, pero de momento, a verdade é que aquí non nos podemos queixar», apunta el camariñán. «Nós o último gordo que tivemos foi o do parque de San Roque, que ao final non se arranxou porque se puxo outro novo. Non che sei dicir xusto, pero ao mellor foron 1.000 euros, entre soldar as porterías, a valla e iso. Polo demais estamos tendo sorte. Sempre hai pequenas cousas, como ao mellor unha papeleira que está media caída e acaban de rompela ou así», resume Sar.

Con todo, y pese al avance que detectan los responsables municipales -con muchas cautelas porque todo se puede torcer y más con la llegada del verano- los actos vandálicos siguen costándole muchas decenas de miles de euros cada a año a los concellos de la zona, que van quitando de donde pueden, pero siempre restándolo de otros bienes o servicios. «E que para che mandar unha factura de varios miles de euros non fai falta moito. Isto tócache por modas ou xa non sei moi ben por que. A nós, agora, por exemplo, estábannos entrando no campo de fútbol máis ou menos unha vez ao mes. Imaxínate que che pasa como en Coristanco que lle prende o lume a un céspede artificial, ou que che rompen a maquinaria dunha piscina», ejemplifica el alcalde de Zas, Manuel Muíño, quien, además, une otra cuestión, la de los pequeños hurtos que acaban sumando: «Papeleiras, tapas dos sumidoiros, das pluviais... cousas que levan que supoño que despois venden ao peso».

Su homólogo vimiancés, Manuel Antelo, también recalca que, en su caso, que tienen bastante patrimonio expuesto, «por exemplo na zona do paseo, non se notan moito este tipo de actos. Oxalá se manteña a tónica e a xente siga tomando conciencia de que o que é publico é de todos». En cualquier caso, interpreta que estamos en un «momento de moito civismo», por más que se puedan dar situaciones puntuales, como algún árbol dañado en las fiestas o las marquesinas, «que son da Xunta e da Deputación e xa levan moito tempo así, por máis que avisamos».

Ahora bien, la evolución de las conductas cívicas no se mide únicamente por los destrozos en sí, sino que hay pintadas, vulneraciones de las normas de convivencia y otras muchos factores que pueden llegar a hacer insoportables las relaciones de vecindad. Por ejemplo, a raíz de la polémica por un desnudo en un mural de Carballo, mucha gente empezó a hacerse eco de numerosos grafitis, sin valor artístico alguno, repartidos por la localidad y que a nadie parecen escandalizar. También en Vimianzo, por citar solo un caso, han aparecido estos días pintadas de ese tipo en un muro y un portal próximos a la plaza del Concello.

En Camariñas la discordia está en las calles San Miguel y Cantón da Leña y su cierre solo para residentes, porque hay otra paralela para circular, como explican desde el Concello. Algunos vecinos se quejan que las primeras semanas los municipales lo controlaban al máximo. Ahora ellos ya no aparcan en esa zona, pero sí que siguen pasando otros turismos de no residentes. Un foco más de tensiones.

Los desperdicios sacados de los contenedores y esparcidos generan quejas en Vimianzo

La limpieza del espacio público siempre está en el centro de todas las valoraciones sobre civismo y en la calle Antonio Vázquez Mouzo de Vimianzo, como denuncia la concejala socialista Paula Mouzo, hace tiempo que se vienen quejando, vecinos y comerciantes, por la basura que queda esparcida al rebuscar en los contenedores. No carga contra los trabajadores del Concello, porque le consta que están al tanto y que han tomado medidas, pero sí pide una mayor conciencia cívica y que se analice en profundidad que es lo que ocurre.

El alcalde, Manuel Antelo, señala que conocen la situación, se le dio instrucciones a los comercios a la hora de tirar comida que luego pueda ser objeto de que alguien trate de aprovecharla, pero enmarca el asunto más en una cuestión social, seguramente no tanto de necesidad, sino de algún tipo de problema que sufre quien protagoniza estos hechos.

«Respectemos o legado de Man, patrimonio de Camelle, patrimonio de todos nós»

El museo-jardín de Man de Camelle no está vallado, ni tendría demasiado sentido hacerlo, por estética y porque va en contra de la propia obra, pero sí cuenta con indicaciones que llaman al respecto y a no adentrarse en él. «Dende eiquí podémolo comtemplar e reflexionar sobre a vida e a obra dun home tan singular, sobre a súa fortaleza física e espiritual e a súa completa unión coa natureza. Respectemos o legado de Man, patrimonio de Camelle, patrimonio de todos nós», reza el cartel escrito por Xosé Manuel Barros, de Mar de Fábula, en consenso con el concejal de la localidad Juan Carlos Canosa.

En general, la gente atiende al llamamiento, pero la imagen de un hombre subido sobre el techo de la caseta ha hecho saltar las alarmas y llevó al Museo de Man a difundirla, precisamente para llamar la atención. «Podíamos por madeiras, que xa se puxeron, pero, aparte de que quedan feas, non valen para nada. Claro que se houbese un policía alí seguramente a xente non entrase, pero non se trata diso, trátase de concienciar para que se entenda que certas cousas non se poden facer, aínda que xa digo que eu míroo bastante a miúdo e non vin danos nin nada diso», explica Canosa. «A xente ten que entender que esa caseta é un monumento [...] no que descansan as cinzas do artista pola súa propia e derradeira decisión, polo tanto está pisando un mausoleo», opina Fernando Patricio Cortizo, en el comentario de la imagen, al tiempo que dice que «hai que multar se non se cumpre a normativa, non queda outra».