El Carmen, un sentir «sin palabras»

Patricia Blanco
patricia blanco CARBALLO / LA VOZ

CAMARIÑAS

A diferencia de Camariñas, Corme o Corcubión, en Caión no pudo haber procesión por mar

17 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Sirenas de barcos, tracas de bombas, coros, gaitas y bombos. La celebración de la Virgen del Carmen en la Costa da Morte es alboroto, colorido, estruendo, pero por encima de todo ello es también silencio. Marineros, vecinos y organizadores se reconocían ayer «sen palabras», como el joven Manuel Ageitos, integrante de la danza de arcos -medio centenar de bailarines- que honró a la imagen en Camariñas: «Isto hai que vivilo para sentilo. Non se pode explicar». «Para min esta festa non ten palabras», secundaba otro joven, Adrián Campaña, patrón del Casal Novo. Su embarcación es nueva en Camariñas y llevó por vez primera la imagen de la Virgen en procesión: «Sendo mariñeiro, isto é o mellor que pode haber, pasando o que pasa no mar. É unha sensación moi bonita». Idiosincrasia es la palabra que utilizó el alcalde, Manuel Valeriano Alonso, para referirse a lo que expuso como la procesión más grande de Galicia: «Somos un porto mariñeiro e respectaremos as nosas tradicións ata a fin do mundo».

Arrojaron flores en medio de la ría y, en memoria de los que no están y de los que se llevó el mar, dieron varias vueltas en torno a ellas. Lucieron además poderío acercándose hasta Muxía y Merexo. A todos les dio gracias la patrona mayor de la cofradía, Dolores Bermúdez, quien apostilló una cosa bien cierta: Camariñas estaba ayer de bote en bote, con el muelle abarrotado. Lo está cada año en este día, pero ayer más, domingo: «A festa do Carme vívese con gran entusiasmo en Camariñas, cunhas profundas raíces que funden a súa fe no Monte Carmelo», aseguraba también desde el barco el párroco, Eduardo Puga. No hay devoción pequeña para esta Virgen, sea el puerto grande como es el de Camariñas o sea más humilde, como Corcubión o Caión. En esta última localidad la procesión por mar no pudo salir, debido al viento, y eso que el Punta Herminio esperaba ya engalanado con banderines. «As embarcacións son moi pequeniñas e non podemos arriscarnos a ter unha desgraza», comentaba poco antes de la misa Manel Raposo, al frente de la Peña Royal. Una pena: «Para min a procesión é o mellor que hai». Turistas y vecinos siguieron la misa en el puerto y se tiraron flores agua: por todos los muertos, pero sobre todo por aquellas vidas que sesgó el mar.

El mismo nudo en la garganta del que hablaban en Camariñas se sintió también en Corme, donde los 3.000 euros recaudados a petición de los vecinos de mayor edad por la entidad Eduardo Pondal, se dedicaron íntegramente a acompañar la procesión por mar con la Banda de Música de Negreira y a una espectacular traca de bombas a la llegada a tierra de la imagen, después del recorrido a bordo del Segundo Lubrigante. «Moitísima xente» acompañó el momento. En la iglesia, que lucía una alfombra floral obra de devotos, lágrimas de emoción.