«Antes el mundo era grande y original»

CAROLINA NúÑEZ ANDRADE / s. g. CARBALLO / LA VOZ

CAMARIÑAS

manu negreira

Atracó hace unos días con su velero «Chartist Lady» en el puerto camariñán

08 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Jean Heylbroek (72 años) es un hombre de mar que recorrió el mundo en su pequeño yate. Un belga nacido en la misma ciudad que el rey Carlos V de España, en Gante. Su vida parece sacada de una novela fantástica. Su piel esta bronceada por el sol y en su rostro destacan unos ojos claros que, parece, esconden muchos secretos. Su pelo canoso es símbolo de experiencia. Estos días de atrás, Jean ancló su yate en el puerto de Camariñas, esperando a que pasase el fuerte viento para continuar su trayecto. Heylbroek estudió mecanografía, pero al terminar, «la tecnología cambió mucho en poco tiempo y no había trabajo en este antiguo oficio», explica. Sin embargo, trabajó en muchos otros sectores, como el bancario o el de los seguros: hasta vivió en España durante algunos años, en el sur: en Calpe y en Almuñécar. Esto fue en 1969, en plena dictadura franquista: «Me tuve que ir por motivos políticos con el régimen -cuenta riendo al rememorar sus peripecias-, canté una canción revolucionaria en público y estuve en prisión tres días, me torturaron y me pegaron». Tiene muchos otros recuerdos de esta época. Todos estos sucesos le llevaron de nuevo a Bélgica, mientras trabajaba como enólogo para un restaurante «demasiado chic», comenta. En esta época comenzó a leer todo lo que había sobre los barcos de vela.

Comienza la travesía

Su vida de Hemingway, como a él le gusta decir, comenzó cuando él empezó a navegar: «Yo solo tenía un viejo velero con el motor roto», dice. No necesitó nada más para recorrer todo el mundo con su barco: Chartist Lady. Es un nombre que no puede cambiar porque su anterior propietario inglés bautizó la embarcación en honor a su tatarabuelo, un hombre que luchó por el sufragio universal durante el movimiento revolucionario Chartism. «No se puede llamar de otra manera, Chartist simboliza una acción por la libertad y lady simboliza la embarcación», cuenta con cariño.

El viaje comenzó en Bélgica y recorrió todo el Atlántico hasta llegar a Brasil, donde trabajó en embarcaciones mucho más grandes: «Mis viajes me obligaron a ocuparme en muchos oficios y a aprender muchos idiomas», dice encantado. Continuó por Venezuela, Colombia, Panamá -pasando por su famoso canal- y llegó «a Costa Rica y Galápagos, luego recorrí todo el Océano Pacífico», narra Heylbroek. Polinesia, Islas Fiyi, Samoa o Nueva Caledonia son algunas de las paradas durante la vuelta al mundo del Chartist Lady: «En el océano Índico sobreviví a un ciclón durante dieciocho días, -relata-, muchos barcos naufragaron, pero yo aguanté despierto hasta que llegué a tierra, en Sri Lanka». Al abordar suelo firme se rindió de agotamiento, y por eso hizo una pausa de tres meses para recuperarse. Luego pasó por Omán, Yemen o Sudán, surcando las aguas del Mar Rojo, «ahora muy peligroso», precisa el navegante. Volvió al punto de partida pasando por el Mediterráneo, estuvo en España y también echó el ancla en Fisterra, antes de pasar por Inglaterra para terminar en Bélgica. Ahora, viaja solo por Europa pero se ve incapaz de dejar el mar, incluso para vivir el día a día. «Necesitó comprar un barco más grande para hacer una casa, pero me cuesta mucho dejar a Chartist Lady», cuenta el aventurero Heylbroek, que también quiere venir a vivir más al sur.

Durante todos estos años, escribió tres libros después de su travesía. El mundo es redondo fue su primera obra: después de ocho ediciones, Heylbroek sigue en busca de editoriales en otros países para traducirlo del flamenco a otros idiomas. En esta narración Heylbroek quiere retratar el último viaje en barco, sin GPS, ni Internet. «El mundo era muy grande y original sin los avances tecnológicos, con mucho por descubrir», apunta. Terra Incognita es una carta de cien páginas escrita para su novia, quien le dejó después de su largo viaje. Su último texto está dedicado a los más pequeños: El aire que viene de la profundidad es una metáfora que simboliza la esperanza.

Libros publicados. El mundo es redondo es la primera de sus obras, narra el último viaje sin avances tecnológicos. Terra Incógnita es una carta romántica y El aire que viene de la profundidad es un cuento infantil que relata la vida de unos seres submarinos.