Los vínculos trasatlánticos de una saga conservera

Luis lamela

CAMARIÑAS

La historia de Guadalupe y María Cerdeiras Castro y Andrés Casais. Casos de emigración en la Costa da Morte

27 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La mayor parte de los fomentadores, salazoneros y conserveros de A Costa da Morte, o sus descendientes, se vieron obligados a cerrar sus fábricas progresivamente y emigrar. No fue una excepción la familia Cerdeiras, los únicos que en este rincón fisterrán resistieron y continúan manteniendo la actividad conservera.

María Cerdeiras nació en Cee y fue la hija mayor de Andrés Cerdeiras Pose (1856-1927) -el fundador de la saga de los salazoneros y conserveros con factoría en Caneliñas y después también en Camariñas, Sardiñeiro, O Pindo, Merexo-Muxía...- y de Antonia Castro Pou. Estudió en el colegio de la Fundación Fernando Blanco de Lema, emigró a Cuba con su marido Andrés Casais, trabajando él en el Banco Nacional de Cuba fundado por un gallego.

En la segunda y tercera década del siglo XX, Casais ayudó a su cuñado, Jesús Cerdeiras Castro, con fábrica en Camariñas, a introducir en la isla sus productos La Camariñana. Lo mismo sucedió en Argentina con el comisionista Roberto Vilaseca, de Buenos Aires. Algunos de los nueve hermanos de María Cerdeiras -uno falleció en 1922 en Melilla; Raúl quedó en Cee ejerciendo de comercializador de pescado; Jesús se hizo cargo de la fábrica de Camariñas y Andrés de la de Sardiñeiro- emigraron para el país austral, Argentina. Entre ellos, Guadalupe, viuda que con 43 años, embarcó en Lisboa en el vapor Madrid y arribó a Buenos Aires el 25 de febrero de 1937. A ese país también emigraron varios de sus primos, los Castro Cerdeiras, de Fisterra.