«Riobó evócame casa, o rural éo para min»

Patricia Blanco
Patricia Blanco CARBALLO / LA VOZ

CABANA DE BERGANTIÑOS

Verónica Couto pronunció el pregón de la 11.ª Tarde-Noite no Medievo de Riobó, en la que se «casaron» dos parejas

11 ago 2019 . Actualizado a las 23:19 h.

Lo de Riobó, en el municipio coruñés de Cabana de Bergantiños, es uno de esos pequeños milagros festivos que acuna la Costa da Morte. En esta aldea se aunaron los vecinos hace ahora once años, con la colaboración del Concello, para impulsar una fiesta de raíz histórica que han denominado Tarde-Noite no Medievo. Los Condes de Riobó o la Torre da Penela están presentes, pero un decenio después se hace descansar en las llamadas Prevodas Medievais uno de los momentos más esperados de la celebración, seguida por numeroso público. No es un sello oficial del amor, sino oficioso, y en realidad es un presello, porque es de cumplimiento que las parejas tengan una fecha de compromiso. Dos parejas se unieron este sábado por tal rito, oficiado por Silvia Losada: la integrada por Carlos Domínguez Rey (de San Cremenzo) y Beatriz Martínez Orbegozo; y la de Iván Cures Vidal (de Nantón) y Raquel Mourín Rial (de Silvarredonda). 

La Tarde-Noite de Riobó es también una exaltación del mundo rural. «Pois ben, creo que o que me evoca esta festa é iso, casa. Casa porque considero que o rural o é para min, e esta festa afortunadamente consegue iso, ser a pura esencia do rural: casas de pedra, leiras plantadas, veciños que se tratan como familia, portas sempre abertas e comida da boa». Verónica Couto, periodista, locutora en Radio Voz Carballo, pero sobre todo vecina de Camafreita, pronunció estas palabras en Riobó. Era ella la pregonera de la 11.ª edición de la Tarde-Noite no Medievo, que como se ha visto en los últimos años logró atraer nuevamente a gran cantidad de público. Su primer pregón le cayó muy cerca de casa, y así aprovechó para recordar cómo su abuela Maruja le contaba historias de la escuela de Folgoso, o de los caminos que compartía con sus amigos. También algunos de los mejores compañeros de Verónica son hoy de allí: Adrián, José o Bruno, comentó, le han enseñado lugares como Soutichán. Con ellos ha recorrido las carreteras de A Barcia y se ha prometido ir de ruta al Pozo da Orca.

«A Tarde-Noite no Medievo de Riobó non debe ter outros protagonistas que non sexan os veciños que a fan posible, que traballan sen descanso para que todo saia perfecto. Unha festa nun sitio tan pequeniño, pero que tanto ten que dicir. Este é o exemplo perfecto de que o rural ten que estar vivo, temos que seguir intentando que non morra (...) e que os nenos de agora, como o meu afillado Isaac, poidan ser avós no rural», pronunció Verónica.

Por lo demás, como en toda buena fiesta de aldea, ayer no faltó de nada en Riobó. Desde la caminata inicial hasta la Torre da Penela, con los condes de Riobó emulados por Tamara Lema y Yago Espasandín; hasta los paseos a caballo, los juegos tradicionales con el Melga; la gastronomía; la artesanía o la animación musical bien diversa. Para quienes se acercaron, hubo hasta pan y queso, como en la romería de Folgoso.