San Fins recupera su esencia en un año récord de reservas

NEREA COSTA CARBALLO / LA VOZ

CABANA DE BERGANTIÑOS

José Manuel Casal

La comisión aboga por devolver a la romería su lado más familiar y clásico, lejos de las concurridas luchas de vino

31 jul 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

José Ferreiro y Manuel Gil son los únicos integrantes de la comisión de fiestas de San Fins do Castro, en Cesullas (Cabana). Entre los dos se reparten el trabajo de organizar la celebración, que en dos días reúne a un gentío.

Llevan tres años al frente de la agrupación con el objetivo de devolver a la fiesta su carácter más tradicional y familiar. Manuel, presidente de la entidad, afirma que en los últimos años se llegó a una situación en la que «ou se quedaba sen romaría, ou se eliminaba o viño». La famosa batalla juvenil que allí se promovía había comenzado a ensombrecer un acontecimiento muy enraizado en la historia y de gran tradición, y a despertar el malestar de muchos asistentes disconformes con lo que veían y padecían.

Manuel ya se había encargado de los preparativos de esta fiesta en los 80. Comenta que volvió a la organización, «co fin de botar esta lacra fóra do campo» y añade: «Revalorizouse o dobre a romaría», ahora que ellos llevan la gestión.

Participar en los preparativos de cualquier fiesta siempre supone un gran esfuerzo y tiempo, es por eso que en Cesullas, y otros lugares, poca gente quiere dedicarse a ello. Entre los dos organizadores recorren todas las casas de la parroquia pidiendo el dinero. «Dá moito traballo, hai que ter días enteiros para dedicarlle a isto», relata Manuel Gil. Tienen que disponer de al menos tres semanas para visitar todos los domicilios y así recaudar lo necesario.

El coste de la romería de San Fins supera con creces el de otras celebraciones, en las que solo hay que contratar las orquestas. Estiman que van a necesitar entre 7.000 y 8.000 euros más, aparte de lo que cobrarán las formaciones musicales. La instalación de las mesas, el alumbrado de campo y los permisos son los principales gastos que afrontan.

A pesar del trabajo y la dedicación, se sienten recompensados por el nuevo espíritu que están cogiendo las fiestas. Sienten que después de estas tres ediciones están cumpliendo el objetivo de desterrar la batalla de vino, aunque al principio hubo vecinos que se opusieron al cambio.

«Ano tras ano vaise recuperando a esencia», dice Manuel. Cuenta que incluso hay familias que han vuelto a San Fins do Castro después de varias temporadas sin ir. También pandillas de amigos o compañeros de trabajo que escogen esta festividad para reunirse al rededor de la ermita y de una buena mesa al amparo de los bidueiros.

Vecinos de Cabana, Laxe, Ponteceso, o incluso Carral llaman estos días para reservar su mesa a la sombra de los abedules en el campo de San Fins.