Jornada de aprendizaje y deporte en el Día da Bicicleta de Cabana

Contaban con rozar el centenar de inscritos, aunque finalmente la cifra fue ligeramente superior. En concreto, 115 personas recorrieron ayer 7 kilómetros llenos de historia y elevado valor arqueológico en el marco del Día da Bici de Cabana.

El día abrió con visos de ser pasado por agua, aunque finalmente el tiempo respetó las dos horas que duró el recorrido, que partió y acabó en Dombate, con alguna parada por el camino. La primera, cuenta Lito Eiroa, técnico del Concello de Cabana, en el aula arqueológica, emplazada en la antigua unitaria de Borneiro. «Nese punto funlles explicando aos asistentes a evolución que tivo a educación nos últimos decenios», indica Eiroa: desde la escolarización siguiendo el modelo de las unitarias, hasta el actual. También conocieron, como no podía ser de otro modo, curiosidades arqueológicas y detalles del gran patrimonio natural con el que cuenta Cabana.

La segunda parada, de avituallamiento y también de descanso, fue donde el Carme do Briño. Desde la organización dejaron siempre muy claro que no se trataba de una prueba de competición, aunque algunos se la tomaron más en serio que otros: «Sempre hai os típicos escapados, pero ao final acaban agardando polo pelotón», señalaba Eiroa. La cita, en realidad, estaba diseñada para hacer deporte en buena compañía, «desempolvar as bicicletas» y respirar aire puro. «Houbo de todos os niveis: dende xente que se apunta a todas as carreiras, ata pequenos en carriños ou persoas que tiñan a bici aparcada dende facía un ano, ¡E mesmo a tiñan enferruxada!», cuenta el técnico.

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