Vecinos de Nantón piden aplazar el derribo de 20 depósitos de agua

Santiago Garrido Rial
s. g. rial CARBALLO / LA VOZ

CABANA DE BERGANTIÑOS

BASILIO BELLO

El TSXG confirma la demolición por no haber respetado los 5 metros de linderos

09 dic 2017 . Actualizado a las 20:35 h.

Los dueños de las veinte casas de Ameixenda, en Nantón (Cabana) tendrán que derribar otros tantos depósitos, uno por cada una, construidos hace más de diez años. Así lo manda una sentencia del TSXG, que a su vez confirma otra del Contencioso-Administrativo, que también ratificaba la decisión (por dos veces) del Concello de Cabana, ya que se levantaron, con el galpón que los cubre, sin respetar la distancia mínima de 5 metros a los linderos. Ese incumplimiento, puesto de relieve por la denuncia de un vecino, ha generado varios años de quebraderos y gastos para casi un centenar de vecinos que finalmente se quedarán sin el almacenamiento de su traída particular, del que disfrutaban desde hace más de 40 años. En Nantón, casi todos los lugares (hay 14) tienen sus propias traídas, y este otoño algunas de ellas han sufrido la sequía hasta el punto de necesitar aportes municipales, como en otros muchos puntos de la Costa da Morte, y hasta hace pocos días.

La de Ameixenda aguanta, pero con menor intensidad, y precisamente ese riesgo, además de la necesidad, llevó a los vecinos a solicitar al tribunal que les permita demorar la demolición, para la que ya existe un proyecto presentado en el Concello. Podrían recurrir al Supremo, pero han desistido de hacerlo. No quieren más gastos ni más problemas, como explicaba ayer una representante vecinal (prefiere aparecer así, en vez de con su nombre), además de la amenaza por multas coercitivas en caso de incumplimiento de la resolución.

Esta representante recuerda cómo empezó todo. Tenían unos depósitos ya antiguos, de mil litros cada uno, «que estaban velos e deteriorados, e perdían moita auga», por lo que decidieron construir unos nuevos, con el doble de capacidad. En el mismo lugar que antes, un terreno común, y nutridos de la misma fuente, que se encuentra en el terreno de otro vecino, pero cuyo uso corresponde también a los demás. Explica la representante que dos meses justo antes de que se cumpliesen los cinco años de rematada la obra (para la que además tuvieron una ayuda de 1.200 euros de la Diputación), y por tanto ya no se pudiese ejecutar acción alguna, llegó la denuncia. El incumplimiento de los cinco metros ha sido un lastre insalvable, como señala el ponente en reiteradas ocasiones en la sentencia del TSXG.

Sin alternativas

Señala esta vecina que tampoco tienen muchas alternativas de terreno, ya que necesitan una zona alta para que se genere la fuerza suficiente para la distribución del agua. Las demás traídas particulares de la parroquia solo pueden abastecer a los que ya tiene, no a más. Y el terreno de al lado tampoco se puede comprar (una mayor superficie abriría las puertas a la legalización) porque falta el acuerdo de todos los dueños. Por lo tanto, no sabe qué va a ocurrir. «Supoño que teremos que deixar tres ou catro depósitos e enganchar aí todos», afirma.

Aunque, en efecto, las distancias mínimas obligatorias no se han cumplido, cree que la obra nueva no hacía mal a nadie, sino que permitía el abastecimiento de 20 familias, por lo que lamenta todos los perjuicios que se han ocasionado.