LAS HUELLAS DE LA RELIGIÓN | La actual espadaña fue derribada dos veces el mismo año por las tormentas
26 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.El santuario de Santa Margarida de Montemaior (A Laracha) tiene una larga historia sobre sus espaldas, ya que tenemos noticias de su existencia desde principios del siglo XVII por la visita pastoral de Jerónimo del Hoyo, pero también por la existencia de una cofradía dedicada a la santa en esa misma época.
Sin embargo, entre 1920 y 1923, hace exactamente cien años, tuvo lugar la reconstrucción íntegra de todo el conjunto debido a la ruina de su arquitectura, que amenazaba con venirse abajo. Iniciadas las obras y contando con bastantes fondos gracias a las limosnas ofrecidas por los devotos, se rehízo el presbiterio, cuatro capillas laterales, la sacristía, y se levantaron todos los arcos y las bóvedas.
La fachada, proveniente de la anterior capilla, fue integrada en el nuevo proyecto. La espadaña que hoy vemos fue derribada en dos ocasiones en un mismo año, a causa de una formidable tormenta: la primera vez fue el 31 de julio de 1832, y la segunda, el 29 de diciembre. En esta última ocasión, el impacto del rayo fue tan fuerte que tiró las piedras sobre el techo de la capilla, destrozando el artesonado, la tribuna y, del temblor ocurrido, cayeron varias imágenes de los santos al suelo.
La capilla está presidida por un retablo neoclásico (posiblemente de principios del siglo XIX) donde, aparte de la antigua imagen de la santa, está representado un relieve con su martirio, que tuvo lugar el 20 de julio del año 304 en Antioquía de Pisidia (hoy Turquía). Las pocas imágenes que quedaron de la ermita anterior, efigies de pequeño tamaño como la Virgen del Carmen, san Vicente Ferrer o san Gregorio, conviven con otras nuevas de grandes dimensiones, que fueron adquiridas en 1923 en el taller de José Rivas, famoso escultor de la ciudad de Santiago. Estas imágenes son la de san Gregorio, san Antonio de Padua, santa Ana y santa Minia.
Tablillas de 1862
Otros elementos que destacan en el santuario son las tablillas colgadas de las paredes, datadas en 1862, que cuentan los milagros obrados por santa Margarida en favor de sus devotos, especialmente por problemas de piel. En algunos podemos leer los siguientes favores: «Carmen Cobas de San Jorge de La Coruña, niña de 8 años, enferma de piel y manos, imploraron sus padres el auxilio de la gloriosa Santa y desaparecieron los síntomas graves». «Magdalena Arcay […] acometida de la sarna, se ofreció visitar la gloriosa Santa Margarita y desapareció repentinamente».
Junto a la capilla de Montemaior existió un hospital, donde se alojaban enfermos aquejados de males cutáneos, que acudían a bañarse en las aguas de la fuente. Tenemos, por tanto, noticias de esta práctica en 1849, donde acuden varios médicos a inspeccionar a los convalecientes y a revisar el cementerio existente en él, donde se sepultaban por separado los varones y las mujeres.
En 1857, del mismo modo, el arzobispo de Santiago autorizó a varios enfermos que acudiesen al hospital de Santiago, ya que no lograban curarse con las aguas de Montemaior. Todavía hoy se mantienen en pie estos elementos, tanto la fuente como el hospital, al lado del propio santuario.