Elena Leonte, vecina de A Laracha, ha visto aplazada hasta en tres ocasiones su operación para extraerle una piedra del riñón
22 ene 2022 . Actualizado a las 05:00 h.
Pese a su menor gravedad, la sexta ola de la pandemia ha vuelto a dificultar, y mucho, el funcionamiento de los centros sanitarios, obligados muchas veces a prescindir de camas de quirófano para estar preparados para posibles ingresos por covid, debido a la alta incidencia. Una situación que, aunque han solventado con rapidez, también se ha vivido en el Chuac coruñés, donde las operaciones no urgentes se han ido posponiendo durante este mes de enero, dejando decenas de afectados.
Uno de ellos es una vecina de A Laracha, Elena Leonte, a la que han aplazado hasta en tres ocasiones su operación para extraer una piedra del riñón. «El 27 de diciembre tuve vez con el anestesista y me llamaron para operarme el 4 de enero», cuenta. Días más tarde la avisaron de que sería operada el 6, luego el 19 y ahora, finalmente, el 27. «Yo entiendo que el problema es la pandemia y el comportamiento irresponsable de mucha gente durante las Navidades, que yo tuve que pasar sola para no coger el coronavirus y poder solucionar mi problema. ¿Yo qué culpa tengo de la saturación?», se pregunta Leonte, que admite estar volviéndose «literalmente loca», a causa de unas enfermedades previas que le están haciendo pasar por un muy mal momento de salud, física y mental. De hecho, antes de la última citación, recibida el pasado jueves para operarse el próximo, tenía una idea rondando la mente: «Si no me llaman, voy a comenzar una huelga de hambre, coger la maleta que tengo preparada desde el 28 diciembre, los papeles del ingreso y ponerme delante del hospital hasta que me digan: “Aquí tienes tu cama”», señalaba a La Voz el pasado miércoles.
Elena, de 43 años y afincada en A Laracha desde hace nueve años, cree tener el récord «de visitas a urgencias» tanto en A Coruña como en la localidad de Bergantiños, debido al intenso dolor en un riñón que ya le lleva dando problemas desde hace mucho tiempo y que espera sanar con la operación, necesaria por la complicada posición de la piedra, junto a las costillas. Por ello, aunque le parece demasiado tiempo de espera, confía en que esta nueva fecha sea la definitiva, porque no encuentra otro desenlace posible: «Parece que la causante del problema soy yo, y no es así. Yo necesito una solución ya porque no sé hasta cuándo podré aguantar este dolor». Sin embargo, desde el hospital no consideran de urgencia la intervención, por lo que, al igual que en muchos otros casos, se han visto obligados a ir reprogramando las citas de las últimas tres semanas por falta de camas.