Vivito: «En el fútbol, todo puede cambiar de la noche a la mañana»

Pablo Varela Varela
pablo varela CARBALLO / LA VOZ

A LARACHA

Vivito, en el centro de la imagen, durante su etapa en el filial del Lugo, el Polvorín
Vivito, en el centro de la imagen, durante su etapa en el filial del Lugo, el Polvorín CEDIDA

El futbolista nacido en Paiosaco milita en el Palencia Cristo Atlético, próximo rival del Bergantiños en As Eiroas

22 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El fútbol de calle pervive en las botas del centrocampista larachés Álvaro Suárez Collazo (Paiosaco, 1998), que creció viendo a su hermano Gonzalo a las órdenes de Carlos Brizzola en el Bergantiños, donde militó dos temporadas. Ahora, será él quien pise el tapete de As Eiroas, pero como visitante. Será mañana (16.45 horas), vistiendo la camiseta del Palencia Cristo Atlético, un inédito en la categoría que ha comenzado con buen pie y cosecha, hasta el momento, tantos puntos como el conjunto carballés: diez.

La historia de Vivito, como es conocido en el mundo de la pelota, habla de lo rápido que ruedan hoy el esférico y las trayectorias. En el 2014, un gol suyo llevó al Deportivo a conquistar en Las Rozas (Madrid) el campeonato de España en edad cadete, venciendo al Zaragoza. «Los años pasan muy rápido. Y ya van siete desde entonces...», dice Vivito. Pasó uno desde la conquista de aquel torneo y supo que el conjunto herculino no contaba con él. «El fútbol es difícil. Todo puede cambiar de la noche a la mañana y tienes que buscarte la vida», expone.

Se hizo un hueco en la base del Lugo, llegando a subir a Tercera con su filial, el Polvorín. Sin embargo, el trampolín para relanzarse hacia las categorías superiores lo encontró de nuevo a un paso de casa. Dos años en el Atlético Coruña Montañeros, donde gozó de oportunidades y minutos, le abrieron las puertas de la Tercera División. Entre medias, también recibió cantos de sirena para volver a sus raíces. «Cuando acabé el primer año en el Montañeros, tuve oferta del Laracha, pero estaba muy contento en el equipo», explica.

Tras el segundo curso en la escuadra coruñesa, llamó el Arzúa. Un peldaño superior y una oportunidad para, nuevamente, ponerse a prueba. Fue protagonista, ganó buenas sensaciones y, ya el pasado verano, se decidió a probar suerte fuera de Galicia por primera vez en su carrera.

«Surgió la oportunidad. La temporada anterior, en Arzúa, tuve un buen año, con minutos y algunas asistencias, y en Palencia me he encontrado una ciudad muy bonita. Hay buenos compañeros y la verdad es que me acogieron muy bien», detalla. En el sistema de juego palentino, Vivito se desempeña como mediocentro organizador o interior ofensivo, justamente la posición en la que él intuye que mejor puede explotar sus virtudes, como son la conducción de balón y visión de juego. «Solemos jugar con dos pivotes: un seis y un ocho. Es como más cómodo me encuentro. Hay un buen grupo, que se apoya en todo, y eso acaba funcionando en el campo. Además, el míster nos tiene enchufados a todos», dice Vivito.

El conjunto palentino, que pernoctará este viernes en Santiago de Compostela para, ya el sábado, poner rumbo a Carballo en autobús, llegará a As Eiroas con la intención de regresar a la senda de la victoria tras el tropiezo sufrido en casa ante el Avilés. «Veníamos de una racha de dos partidos ganando ante Navalcarnero y el filial del Leganés, y creo que este último tampoco merecimos perderlo», subraya.

En su regreso a la comarca no estará solo, porque a las gradas del campo de fútbol carballés acudirá su familia, desde Paiosaco. Será casi como volver atrás en el tiempo, cuando el que trotaba sobre el verde era su hermano, Gonzalo. «Y vuelvo con mucha ilusión de estar con todos. Con esto de los entrenamientos y los partidos, a los míos los veo poco», cuenta.