Juan Mariñas: «Todavía no me siento con fuerzas para escribir sobre el 2020, pero lo haré»

FErnando Molezún A CORUÑA / LA VOZ

A LARACHA

El autor, afincado en A Laracha, cierra con un nuevo libro un año en el que se enfrentó al cáncer y al covid

29 dic 2020 . Actualizado a las 23:19 h.

Todos los hombres mienten es el desafiante título de la nueva novela del escritor coruñés afincado en A Laracha Juan Mariñas. Una novela que ya lleva tiempo escrita y que debería haberse presentado hace un año, pero una concatenación de infortunios relacionados con la salud, pública y privada, han mantenido al autor ocupado con otras prioridades. En este 2020 que está a puntito de pasar a la borgiana historia universal de la infamia, Mariñas estuvo confinado como todo el mundo, pero con dos inesperados e indeseados compañeros de viaje: un tumor y el propio covid. «Cuando pasas por ciertas cosas relativizas todo: la novela, el dinero... Así que hubo que esperar un año para presentar este libro», cuenta sereno el autor.

-Vaya «annus horribilis» el suyo.

-Todo empezó a finales del año pasado. Me detectaron un tumor en la espalda, de casualidad. Por eso quiero aprovechar para recordarle a la gente que se haga revisiones, porque a mí me lo detectaron en una revisión rutinaria. Resultó ser maligno y, con todo el tema del confinamiento, se retrasó el diagnóstico, así que estuve intranquilo y preocupado durante meses, hasta que finalmente, en agosto, me dicen que aunque es maligno los bordes están limpios y que no debería haber mayor problema. Que es algo para toda la vida, que hay que estar pendiente, pero lo asumes y ya está.

-Eso fue el primer capítulo...

-La segunda parte fue lo del covid. En octubre me pescó, y todavía no me explico cómo. Es un enemigo invisible. Y lo pasé muy mal, la verdad. En un día y medio de síntomas me metió una neumonía. Tuve la suerte de que me atendieron inmediatamente en el Chuac, donde más que sanitarios hay ángeles, y que finalmente salió todo bien. Pero estuve unos doce días muy mal. Y no hablo solo de la falta de aire, me afectó también al corazón, con unas taquicardias nocturnas terribles, dolor muscular, la cabeza... Y poco a poco fue cediendo. Pero fue como un temporal, que cuando pasa por encima de tu casa solo puedes cobijarte y que una vez ha pasado es cuando puedes ver los destrozos que causó.

-¿Le dejó muchas secuelas?

-Ahora mismo estoy agotado. La neumóloga ya me advirtió que era un tema de paciencia, que va para largo. Y ya no es solo una cuestión física, es que pasa factura a la cabeza, también. Te deja muy machacado, con las defensas al mínimo. Es como si te hubiese pasado un camión por encima. Yo jamás me había sentido así. Y eso que hace dos meses que salí del hospital, el 22 de octubre. Es algo que hay que vivirlo para saber lo que es realmente. A mí todavía me cuesta explicarlo. Pero sigo dándole gracias a Dios por haberlo superado, porque hubo momentos que te aseguro que no tenía todas conmigo...

-Pues hay quien todavía se la juega, saltándose las medidas sanitarias.

-Hay gente que no sé si no se entera o no se quiere enterar. Porque los medios de comunicación están insistiendo, pero parece que hay quien prefiere ignorar la gravedad de todo esto. Yo estas fiestas las estoy pasando en casa, por supuesto. No he ido ni a ver a mis padres ni a nadie. Pero es que ya es por mí mismo. Tengo todavía la incertidumbre de si puedo volver a ponerme mal si me coge el frío. Y todos deberíamos hacer lo mismo. No es resignarse, es adaptarse. Entiendo las ganas de ver a la familia, pero es que las consecuencias pueden ser terribles, de verdad. Que el virus este no tiene piedad ni distingue si es fiesta. Yo tengo 50 años, que no soy un anciano, y lo pasé fatal.

-¿Se convertirá esta dramática experiencia en una novela?

-Ahora mismo no puedo escribir sobre el 2020, estoy todavía muy cerca de todo y me faltan fuerzas y perspectiva. Pero lo haré, sin duda. Lo vi claro cuando salí del hospital. Lo que viví en el Chuac merece desde luego mi modesto homenaje en forma de novela, que es lo que sé hacer. Hay mucha gente dejándose el pellejo, jugándose la vida por los demás y que por mucho que les aplaudamos no están teniendo el reconocimiento que merecen. Aunque bueno, quizá la mejor manera de reconocer su trabajo sea haciéndoles caso.

-¿Ha logrado sacar algo positivo de todo esto?

-Sin duda. A mí este año ya me tocó la lotería. La vida es un regalazo, aunque a veces no nos demos cuenta. La sociedad nos lleva a unas velocidades que nos impiden ver las cosas con nitidez. Y experiencias así te permiten salir del camino y reflexionar un poco, frenar y pararte a ver lo que está pasando.

«Como editor soy un elemento extraño, no estoy en esto para ganar dinero»

Esta quinta novela de Mariñas, que tiene a Oleiros y A Coruña como escenarios, se presenta con el título, Todos los hombres mienten, destacado en blanco sobre un fondo totalmente negro.

-¿Qué hay detrás de esta portada tan sobria?

-Una historia que nace de una decepción. Quería hablar sobre el arrepentimiento y el perdón, sobre todo, con la amistad como telón de fondo. Podríamos decir que es una novela sobre las segundas oportunidades. Por lo demás tiene un poco de todo, porque creo que invita a la reflexión, pero también tiene sus momentos de emoción y de comedia. Era algo que tenía pendiente desde hace tiempo.

-La publica en su editorial, Lautana. ¿Qué tal su papel como editor?

-Para mí es un lujo tener la oportunidad de publicar los libros que creo que merece la pena leer y ver la ilusión de esos escritores que quieren publicar su primera novela. Me recuerdan a mí hace unos años, es algo impagable. El mundo editorial no es fácil, y yo soy un elemento extraño, porque no monté la editorial para ganar dinero, aunque tampoco para perderlo, claro. Lo que quiero es darle salida a esos libros fantásticos de gente que tiene una pasión por la escritura como la que tengo yo.

-Lo último que había publicado como autor fue un libro de relatos.

-Me sorprendió, porque funcionó muy bien ese libro.

-A sus lectores también les sorprendió leerle en ese formato, acostumbrados a sus extensas novelas.

-Es cierto, de hecho en esta novela tuve que ajustar bastante. Yo soy muy feliz escribiendo, no me cuesta en absoluto, lo disfruto tanto que si no lo controlo me voy a las mil páginas por novela.