Las cereixas dan fuerza a Paiosaco

Santiago Garrido Rial
s. g. rial CARBALLO / LA VOZ

A LARACHA

La lluvia fue una amenaza permanente, pero respetó la fiesta, como siempre abarrotada

02 jul 2018 . Actualizado a las 12:33 h.

Más o menos a mediodía de ayer, una larga fila de coches circulaba lentamente ya desde antes de As Rañeiras (sentido Carballo) hacia Paiosaco. Largas retenciones (como otros años) que ya permitían hacerse una idea sobre lo que esperaba más adelante, en caso de no haber ido nunca a la Feira das Cereixas de Paiosaco. Y eso que la Policía Local, en el centro urbano, hacía un importante trabajo de dirección del tráfico para agilizarse, pero los cuellos de botella son los que son y no queda otra que paciencia.

Tampoco es mala cosa aparcar en As Rañeiras, incluso antes del inicio de la recta. El nuevo paseo permite hacer la caminata con más gusto, y de paso sortear a los centenares de vehículos estacionados en los arcenes y en las pistas laterales, cada uno donde podía. Así, al llegar al recinto ferial, sabían (de sabor) aún mejor algunas de las preparaciones a base de cerezas que, justo en la entrada, ofrecía un llamativo camión (un food truck) con 51 años de vida y matrícula sevillana, de la empresa Cousa Rica, cuya responsable, Silvia Vázquez, es precisamente de Paiosaco. Ya estuvo el año pasado, pero en el estand de la organización, y esta vez arrasó aún más gracias al vehículo. Más de 4.000 degustaciones gratuitas de elaboraciones diversas, la mayoría cocktails, siempre con la cereza como gran protagonista: te frío de cereza y albahaca, daikiri de cereza y albahaca, con alcohol y sin él; frappé de yogur y cereza, y frappé también con chocolate. Desde las 11.00 hasta las 14.00 horas, sin parar. Y eso que la gente a veces era reticente a probarlo, no por no gustar, sino por no saber si era gratis o no. Y, sí, lo era, gracias al Concello larachés, que fue el que la contrató. Sin duda, todo un éxito que además sirve para calibrar, aunque nunca en números exactos, la asistencia a la Feira.

El problema estuvo, como en tantos lugares, en el mal tiempo. Ayer era conversación común, además de qué hacía por la tarde la Selección, si llovería o no, Y, salvo un chaparrón en torno a las 11.00, el tiempo respetó mucho y mereció un notable alto. Pero los temores son libres y por eso algunos se marcharon antes de tiempo, o incluso no se asentaron en la plaza, razón que explicaba algunos espacios vacíos.

En todo caso, las verdaderas protagonistas, las cerezas, que son las que han convertido este acontecimiento en Festa de Interese de Galicia, volaban como siempre. Ese mismo paseo para la llegada también servía para ver, además de que los bares estaban abarrotados, a decenas de personas cargadas con sus cajas y bolsas de la fruta. De todos los tipos y tamaños: desde unos 2,5 euros ya se podía conseguir un kilo. Pero la Feira das Cereixas es mucho más. Es la feria de cada primer y tercer domingo, que siempre se llena, y ahí hay de todo. Incluso se diría que había más patatas a la venta que cerezas, aunque esto resulte exagerado. Churros, pulpo, roscas y rosquilla, ropas y muebles, verduras... Paiosaco es una enorme área comercial además de un punto de encuentro social, aderezada este fin de semana por diversas actuaciones musicales, con un cartel especialmente bueno hasta ayer por la tarde. Por haber, había hasta noria, aunque la infantil, que no mataba el disgusto de la ausencia de la grande al San Xoán carballés. Y un puesto del Concello con multitud de guías y folletos que satisfacían muchas curiosidades. La visitante más veterana (y vecina de enfrente) Jesusa Castiñeiras, de 102 años, no perdonó su paseo habitual, para goce suyo y de quienes la saludaban.

La fiesta, declarada de interés turístico de Galicia, superó con éxito todas las expectativas