Normas, sí, pero viables y flexibles

Carlos Puga ABOGADO DE CARBALLO

A LARACHA

28 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Durante muchos años fue común el lamento de que en nuestras comarcas no se habían desarrollado nunca verdaderos planes de creación de suelo industrial para ponerlo a disposición de las empresas. Y esa crítica era fundada, dado que muchas de esas empresas tenían sus instalaciones, sin posibilidades de ampliación, dentro de los cascos urbanos. Pero, además, esa misma falta de suelo adecuado constituía en un obstáculo insalvable para todas aquellas nuevas iniciativas empresariales que pretendían ubicar sus nuevos proyectos industriales y comerciales.

De hecho, es de destacar que fue una iniciativa de orden estrictamente privada la que permitió poner en marcha el polígono industrial y comercial de Carballo, el primero de entidad en la comarca de Bergantiños. Y nadie puede discutir ni cuestionar el gran servicio que, la que podemos denominar primera fase del polígono, supuso para la capital comarcal y su área de influencia.

Varias superficie en la comarca

Solo muchos años después de esa iniciativa privada fue el Plan Galicia, puesto en marcha a raíz del accidente del Prestige, el que permitió la construcción de diversos polígonos industriales en distintos municipios de la Costa da Morte. No entraremos a analizar ahora si fue correcta o no esa generalización, pero lo cierto es que a día de hoy no puede dejar de reconocerse que la antigua falta de suelo industrial no es una excusa para la instalación de nuevas empresas.

Ahora bien, los proyectos de estos nuevos parques industriales han de someterse a las normativas urbanísticas de aplicación, y los detalles de esas normas son a veces tan detallados y minuciosos que finalmente terminan siendo un obstáculo ante las necesidades cambiantes y variables de la economía.

Es indudable que ha de existir una regulación básica para la cobertura de todos aquellos servicios que demanda cualquier polígono industrial moderno. Pero también es cierto que el excesivo detalle en cuanto a tamaños de parcelas, usos a los que deben destinarse y demás cuestiones técnicas puede ser incompatible con esa misma flexibilidad que señalamos.

Ejemplo reciente en A Laracha

Un ejemplo reciente lo tenemos en el Polígono Industrial de A Laracha, de iniciativa pública estatal en este caso, en el que Inditex acaba de adquirir una superficie muy importante de suelo con destino a un centro logístico. Pues bien, esa necesidad empresarial de suelo originó una modificación urgente del proyecto sectorial del parque para permitir la agrupación y reordenación de determinadas parcelas y de sus usos, pues de no ser así el proyecto diseñado por la empresa sería inviable.

Y algo similar es lo que está ocurriendo con la segunda fase del polígono Industrial de Bértoa, que es la fase de iniciativa pública promovida por Xestur. En estos momentos está en fase de modificación precisamente el proyecto sectorial, con el objeto evidente de flexibilizar las normas que lo regulan.

Esperemos que la reforma se haya diseñado con sentido y que el resultado final conduzca a favorecer la instalación de esas nuevas empresas por todos tan deseadas.