Los robos llegan a las playas antes incluso que el verano oficial

T. Longueira / J. V. Lado CARBALLO / LA VOZ

A LARACHA

El fin de semana fueron denunciadas, al menos, doce sustracciones en vehículos

21 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Los robos llegan a las playas de la Costa da Morte. Sucede siempre con el cambio de estación. Es, por desgracia, algo cíclico que no dejar de remitir. Lo que ha ocurrido este año es que estos hechos delictivos se han adelantado tanto, que se comenten incluso antes de la llegada oficial del verano.

La ola de calor que asola la zona ha estimulado la presencia de bañistas, senderistas y turistas a las principales zonas de baño, pero también de los amigos de lo ajeno. Si los asaltos a bares y restaurantes de la comarca parecen haber remitido después de unos meses convulsos, los robos, principalmente en los vehículos, se han disparado en las últimas jornadas. Sobre todo el pasado fin de semana.

Así, al menos fueron denunciadas una docena de sustracciones en turismos en los arenales de Traba, Seiruga, Beo, Caión, Baldaio o Razo. En su mayoría fueron ventanillas destrozadas para, posteriormente, robar lo primero que se encuentra uno a mano. Aunque hubo delincuentes que se esmeraron en hacer el mayor daño posible. Es lo que sucedió el pasado sábado por la tarde en Caión.

Uno o varios individuos destrozaron el interior de un BMW y sustrajeron un equipo de música último modelo. Cristian Taboada es el propietario del vehículo y explicó los pormenores de este suceso. «Fue entre las cinco y media y las ocho de la tarde. Había dejado el coche aparcado en un zona verde próxima la playa, a unos 200 metros más o menos. Cuando regresé ya vi la ventanilla posterior derecha completamente destrozada». Y añadió: «Abrí la puerta y vi los destrozos. Me habían reventado el salpicadero con una especie de destornillador para llevarse la pantalla táctil, así como el equipo de música y un subwoofer».

Vecino de Culleredo, Cristian Taboada valoró el equipo en unos 600 euros, a lo que hay que sumar los destrozos en el vehículo.

El afectado es un asiduo a Caión, ya que jugó en el equipo de fútbol local durante varios años. Dijo que era la primera vez que le entraban en el coche y apuntó que ya había puesto la denuncia ante la Guardia Civil.

No fue el único caso, aunque los trastornos y los destrozos ocasionados son, en muchas ocasiones, mayores que el valor de lo sustraído.

Este repunte de los hechos delictivos lleva parejo una merma de los efectivos de las fuerzas de seguridad en la Costa da Morte. Algunos puestos están bajo mínimos porque los agentes se encuentran de vacaciones, de baja laboral, de permiso o de comisión de servicio. Y eso que los concellos han solicitado a los agentes de la Policía Local una mayor presencia en las playas para realizar labores de control. Algunos alcaldes de la zona consideran importante solicitar una reunión de urgencia con el delegado del Gobierno en Galicia, Santiago Villanueva, para pedir que se cubran las plazas en los puestos de la Costa da Morte durante la temporada estival.

Recomendaciones a tener en cuenta

Un robo puede amargarle a cualquiera una tarde de playa o incluso las vacaciones enteras. Nadie está libre de sufrirlo, pero hay algunas precauciones a tomar para minimizar los riesgos.

Objetos a la vista. Es la norma número uno. Si un delincuente ve algo de valor a la vista en el interior de un vehículo, en un bolso abierto o directamente sobre la arena sin nadie al lado es mucho más fácil que se aventure, por ejemplo, a romper una ventanilla de un coche para cogerlo, que que lo haga sin conocimiento previo de lo que se va a encontrar. Por tanto, los móviles, cámaras, dispositivos de navegación, manos libres y demás están mejor guardados que colocados. Incluso los cables de estos aparatos son indicios para los ladrones de que pueden encontrar un botín suculento. Los maleteros de los vehículos de cuatro puertas, sin acceso desde el habitáculo son la mejor opción.

Zonas habitadas. Por ejemplo, es mucho más fácil si uno va a Fisterra a la playa que se lleve una sorpresa desagradable en alguno de los accesos de O Rostro, alejados de la casa más próxima, que si estaciona en A Langosteira o junto al colegio de Mar de Fóra, donde el tránsito de gente es continuado. Y así en cualquier otra localidad de la zona de características similares.

Pertenencias bajo control. Saber donde deja uno las cosas cuando se mete en el agua o incluso pedirle a algún compañero de toalla que se haga cargo momentáneamente resulta más efectivo que perder de vista los bienes aventurarse en largos paseos o baños prolongados.

Llevar lo necesario. Para ir a la playa no es necesario desplazar hasta ella el salón de casa. Cada uno sabrá lo que necesita para estar cómodo, pero cuanto menos objetos de valor tenga consigo, está claro que menos le podrán quitar en un hipotético robo.