Pocas quejas ante la Valedora do Pobo

Santiago Garrido Rial
Santi Garrido CRÓNICA CIUDADANA

A LARACHA

06 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Ya lo dijo hace Milagros Otero, la valedora do Pobo, cuando acudió a Carballo el pasado 26 de enero: tanto en este municipio como en la comarca en general. No era una declaración genérica, sino que se traía los deberes aprendidos: el año pasado se cursaron en la comarca 64 quejas, según la memoria anual de la institución que preside esta profesora de Filosofía del Derecho. En la comarca del Barbanza, por ejemplo, fueron 159. En O Salnés y Baixo Ulla, 65, justo una más. Aunque, puestos a buscar comparaciones, en toda la provincia de Ourense hubo 169 reclamaciones el año pasado. De todos modos, con este tipo de números hay que tener alguna cautelas. Por ejemplo, el municipio con más quejas fue Vigo, con 50.469. No es que de repente se produjese un ataque en miles de ciudadanos deseosos de reclamar, sino que se realizaron grandes campañas en las que se multiplicaron las firmas, pese a que el objeto era el mismo: la reapertura en el Meixoeiro de los servicios de urgencias y quirófanos. O las 11.498 de Santiago, por un traslado de los trabajadores del 112 y el 061 desde Santiago hasta A Estrada.

En la Costa da Morte, la cosa estuvo mucho más repartida: Cabana, 2; Camariñas, 8; Carballo, 12; Cee, 3; Corcubión, 2; Coristanco, 2; Dumbría, 1; Fisterra, 5; A Laracha, 16; Muxía, 2; Ponteceso, 6; Vimianzo, 3, y Zas, dos quejas. También hay reclamaciones no aceptadas (por no darse las circunstancias o no ser exacto), como una de Camariñas por la no prestación de horas aprobadas del servicio de ayuda a domicilio. No es el único caso. En Muxía hubo una reclamación por las condiciones materiales de una escuela infantil que, una vez investigado, resultó tratarse de un punto de atención a la infancia, con requisitos distintos. En Vimianzo pidieron datos sobre las cámaras de seguridad. En Cabana, la entidad Petón do Lobo actuó en relación al cambio de uso de la antigua escuela unitaria en Corcoesto, En Cerceda, una queja trató sobre los perjuicios de las obras de la carretera de enlace de Meirama con la A6. En A Laracha, un particular preguntó por el cargo de arquitecto técnico municipal. En Xornes, la propietaria denunciaba que una comunidad de usuarios de agua colocó varios tubos y un regato dejó de discurrir por la zona como lo hacía antes. En Ponteceso se quejaron del ruido de los aerogeneradores del parque eólico de Roncudo, además de por el cartel de un festival musical que finalmente (de modo inmediato) fue retirado...

Y como las anteriores, a la oficina de la Valedora llegaron numerosas situaciones, la gran mayoría particulares, que al menos obligan a los concellos (es un deber legal) a mirar expedientes e informar de lo que han hecho.