Aspiró al Premio Nobel del Agua Juvenil desde Ponteceso y se forma para ser química

Melissa Rodríguez
melissa rodríguez CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

BASILIO BELLO

La cantera del talento | Las Aulas Científicas de la Fundación Pondal avivaron la pasión de Esther Suárez, de 19 años, por este campo, y allí sigue vinculada

07 ene 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Esther Suárez Suárez (O Couto-Ponteceso, 2004) fue aspirante en el 2022 al Premio Nobel del Agua Juvenil en la final internacional en Estocolmo, luego de vencer en Madrid. Hasta allí llegó de la mano de otro pontecesán, Diego Castro, y con el proyecto Nunca choveu que non escampara (un sistema de alerta para evitar las inundaciones en su municipio, que combina las nuevas tecnologías y el big data), salido de las Aulas Científico-Tecnolóxicas de la Fundación Eduardo Pondal local. Es esta última una iniciativa que ya suma años activa. La joven formó parte de ella desde el primer momento. Iba en sexto de primaria.

Fueron varias las ferias especializadas que recorrió por Galicia y España con diferentes áreas exploradas: mismo con un mecanismo para anticiparse a los incendios forestales. En realidad, lleva vinculada a la importante labor que en esta entidad se lleva a cabo desde mucho antes. Tenía apenas tres años, recuerda, cuando comenzó a asistir a clases de baile y pandereta de la Asociación Cultural Inllar, de esta aldea, y también a teatro en la propia fundación.

Ahora tiene 19 años, que serán 20 en julio. Va ya por el segundo curso del grado en Química, en la Universidade de Santiago de Compostela, pero lo cierto es que no se olvida de sus raíces, a las que sigue muy vinculada cada fin de semana.

En los últimos años, auxilió como monitora de las Aulas a Gerardo Reino, quien imparte nociones de robótica desde la sede pondaliana. Este curso, ella misma se puso al frente del apartado científico, aunque cree que va a hacer un parón en este sentido, pero con vuelta segura, avanza, debido a los estudios. Esta actividad avivó su pasión por este campo, asegura. Tanto como alumna como monitora aprendió «un montón».

Inllar, Escoliña y Festiletras

También sigue en la banda de Inllar. Acude a las clases y actúa por la zona: «Encántame! Así vou coñecendo lugares e é un momento de desconexión», destaca.

Con la elección de la carrera cree que ha acertado: «Estame gustando moito. Iso si, non sei se quero ser profesora, investigadora ou outra cousa. Seguramente faga un máster e un doutorado, pero quero seguir vinculada aquí. Creo que é moi importante ter en conta de onde somos e aprender das persoas que van diante nosa, dos saberes dos maiores», expresa.

La Fundación Pondal ya ha dado muchas lecciones desde el rural, que Esther Suárez no pasa por alto: «Nas Aulas Científicas deixas voar a imaxinación. Aprendes a entender a ciencia, a divertirte, a amala. A min iso axudoume a decantarme, abriume portas». También fue monitora de la Escoliña de Verán de O Couto y colaboradora del Festiletras.

A los jóvenes que acudieron a sus sesiones les enseñó sobre la orientación con una brújula, las densidades de los objetos, la presencia de almidón en los alimentos o la presión del agua. Por supuesto no faltaron los momentos divertidos con las reacciones químicas con «cousas que hai pola casa». Como dice ella, imposible no prendarse.