Diego Galaz, de Fetén Fetén: «Me emociona el culto al producto gastronómico de la Costa da Morte»

Diego Galaz (Burgos, 1976) es, con Jorge Arribas, una parte de Fetén Fetén, que el 2 de septiembre estuvo tocando en O Couto con Rozalén. Ahora están en Portugal después de una larga gira con Fito & Fitipaldis.

—¿Desde cuándo está vinculado a la Costa da Morte?

—La primera vez que vine fue por unas Festiletras, hace ya siete años o algo así. Aproveché con unos amigos para ir a Fisterra. Fue un descubrimiento porque yo conocía las Rías Baixas y el interior de Galicia, pero me quedé muy impactado por la tranquilidad y la intensidad del paisaje y las preciosas playas.

—¿Ha podido recorrer la zona?

—Hemos tenido más tiempo porque vinimos cuatro días antes y tuvimos el placer de estar en el hotel Balarés. Pudimos ensayar y disfrutar de esa playa, que es otro de los grandes regalos de la Costa da Morte, y donde hemos podido descansar en un lugar donde a pesar del turismo multitudinario que está habiendo en todos los sitios todavía hay paraíso, un lugar que preserva esa tranquilidad y donde puedes estar muy a gusto. Nos quedamos muy impresionados con el hotel y con el restaurante. Estuvimos como en casa. Con Rafa y Silvia hemos vivido una comunión... Cuando viajas con gente muy conocida como Rozalén siempre hay mucho peligro de que pasen cosas incómodas, aunque la gente lo haga con cariño. Ellos no solo no han intervenido en el proceso que teníamos de ensayo sino que además nos aportaron un añadido, a parte de la comida y el lugar, de cariño. Han sido muy importantes en este encuentro esa familia, incluida su hija Sara. Cuando llegas a un sitio siempre sientes ese recelo de qué va a pasar y lo que ha sucedido es como si hubiésemos encontrado familia que nos ha hecho de conexión a lo más emocional de la Costa da Morte. La cantidad de estímulos que tienes a nivel paisajístico y a nivel de olores y, sobre todo poder vivir un poco al margen de lo masificado, que es la filosofía de vida. Hemos encontrado una familia.

—¿A quien traería a la Costa da Morte?

—No son músicos. Ayer [por el viernes] tuvimos una cena con Carles Francino. A él y a Nieves Concostrina les hemos dicho que tienen que tienen que ir. A mí me encantaría hacerlo con ellos porque Carles Francino es uno de los grandes disfrutones de la gastronomía y de los lugares bonitos y tanto Jorge como yo lo primero que pensamos fue en venir con ellos, pero, lógicamente, lo primero que se te pasa por la cabeza es venir con las personas que más quieres porque es un lugar de encuentro.

—¿Qué ha disfrutado más?

—Nosotros somos unos locos de la gastronomía y lo que más nos emociona de Galicia y, en concreto de la Costa da Morte, es la religión que hay con el producto, tanto en el hotel de Balarés como en el restaurante Mar de Ardora. Ya no es que la gente te ponga un buen producto, es que hay una historia y una poesía de por qué este tomate sabe así y hay una defensa de algo que ocurría en el resto de España y que ya hemos perdido. Es algo muy emocionante y está por encima del disfrute y la gastronomía. Hay un compromiso de esa gente para preservar algo que tiene que ver con la esencia de lo que ha sido nuestro país.

—¿En qué gira o viaje se lo ha pasado mejor?

—Este ha entrado en el número uno. Fue un capricho que nos quisimos dar para compartir música. El encuentro con Rozalén debía tener un contexto especial y por eso dijimos sí a la propuesta de las Festiletras. Sabíamos que nos íbamos a dar una gozadera de comida, baños y, sobre todo, gente buena. De las cosas que más nos ha gustado es ver como los hijos y los nietos no pierden el arraigo. Recuperan las casas, las arreglan, las convierten en algo que atrae más gente. Eso es muy emocionante porque la cadena no se rompe y el amor por las raíces perdura. La música que nosotros amamos tiene mucho que ver con eso.

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