Adiós al quiosco La Junquera, un emblema comercial de Cee

Santiago Garrido Rial
s. g. rial CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

Imagen de mayo del 2008 de Belén en su quiosco, después de que uno de sus clientes ganase un Audi en el sorteo de La Voz de Galicia. Un tiempo después daría otro más, y casi un tercero.
Imagen de mayo del 2008 de Belén en su quiosco, después de que uno de sus clientes ganase un Audi en el sorteo de La Voz de Galicia. Un tiempo después daría otro más, y casi un tercero. MILLARES

Belén Lado lleva con él 36 años y sin descanso en la plaza de las Palmeiras, aunque había abierto varios decenios antes

28 may 2023 . Actualizado a las 10:39 h.

Los veteranos quioscos de prensa, revistas, golosinas, material escolar y similares forman parte de la historia urbana de los lugares en los que se asientan. Espacios de breves reuniones que afianzan largas amistades, sitios por los que pasa toda la actualidad, clientes que se perpetúan por generaciones. Pequeños tesoros que se van perdiendo con la fuerza de los tiempos. El siguiente en esta lista que pasará al recuerdo es el quiosco La Junquera, de la avenida Fernando Blanco de Cee, en la Praza das Palmeiras. Su titular, Belén Lado Outes, aún está muy lejos de la edad de la jubilación, pero lo deja por temas personales. Suma ya 36 años con él, incluida la primera época en la que lo llevaron los suegros. Pero desde muchos años antes, buena parte del pasado siglo XX, ya funcionaba el antecesor, que fue el que le dejó el sitio y el nombre.

Así que este quiosco de seis metros cuadrados que ahora es de aluminio y antes de madera, que ocupa un espacio muy transitado desde siempre, que tuvo que sufrir dos pequeños desplazamientos en la misma zona por necesidades de obras, que soportó como todos las tremendas inundaciones, en breve será historia. En concreto, el próximo miércoles, día 31. La caseta (ya está en venta) desaparecerá, y el servicio, depende, ya que es una concesión pública y tal vez el Concello la saque a concurso y alguien opte a asumirla. Ese es un futuro incierto, pero el cierto es que lo que hay no sigue, con gran dolor para Belén, muy implicada con sus numerosos clientes. Incluso está buscando soluciones para que todos sigan comprando su periódico, su revista, su fascículo o colección. «Son moi esixente comigo mesma, e moi respectuosa cos meus clientes, porque eles respectáronme a min sempre tamén. Sempre me preocupei deles. Dáme moita pena pechar», reconoce. Estos días, mientras lo iba comunicando, ya han caído muchas lágrimas. Nunca descansaba, nunca había días libres. Solo esas jornadas en las que no hay periódico, el día de Navidad y el 1 de enero. Ni siquiera el Sábado Santo entero. Con horarios de 7.30 a 21.00 horas. Sin vacaciones, salvo aquel viaje de diez días a Italia por la boda del ahijado, otro a Suiza, y lo que obligó la pandemia. «Teño ido a traballar enferma moitas veces», explica.

Pero el trato con los clientes le compensaba, dice. Y algunas alegrías, como cuando sus cupones regalaron dos coche que sorteaba La Voz de Galicia, y faltó poco para el tercero. O los 50.000 euros de un cupón de la ONCE. Y sobre todo, ver que quienes llegan a comprar son hijos o nietos de otros que eran clientes antes. Infinidad de alumnos de los colegios, los institutos. Usuarios de la antigua parada de buses. Turistas, emigrantes, bares de todo Cee, vecinos de concellos limítrofes. «A este quiosco débolle a miña vida, coñecer a moita xente boa. Moitos non son clientes, son amigos», dice. Belén ahora tendrá más tiempo para otras de sus ya veteranas pasiones: bailar (lo hace en Terra de Sena, ayer actuaron a Fisterra) y teatro, en el grupo municipal, además de más vida familiar. Pero seguro que el día 1 de junio, jueves, todo a su alrededor le resultará extraño.