«Ninguén está en contra dos nenos, o foco debe estar nos pais»

Patricia Blanco
P. Blanco CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

CARMELA QUEIJEIRO

«Sentido común»: es la medida que piden restaurantes de la Costa da Morte cuando se acude con pequeños

21 may 2023 . Actualizado a las 23:04 h.

«A quen non lle gustan os nenos?», se preguntan tanto Rocío Martínez como Francisco Varela desde los restaurantes Pementa Rosa y A de Pako, ambos en Carballo. Los dos permiten el libre acceso de pequeños a sus negocios, pero eso no quita que entiendan advertencias o políticas más restrictivas por parte de otros compañeros del sector. Rocío, por ejemplo, traslada toda su apoyo al restaurante fisterrán O Fragón, establecimiento recomendado en la Michelin que semanas atrás se vio envuelto en un arduo debate en redes sociales al preguntarse un padre si el siguiente mensaje recogido en la web del local era «disuasorio, intimidatorio ou discriminatorio»: «Los niños menores de 12 años tienen que permanecer en la mesa acompañados de sus padres en todo momento, si no es así, deberías replantearte la reserva». También se indica que, de acudir con niños o carritos, se consulte por vía telefónica. Como en todo, hay quien lo ve bien y quien lo ve mal.

Martínez reivindica el «dereito a decidir» y es clara: «Ninguén está en contra dos nenos, o foco debe estar nos pais que non atenden a eses nenos, ou que tendo un pequeno gritando durante un tempo continuado non son quen de levantarse, saír a fóra e calmalo». Y habla por experiencia, como otros locales de la Costa da Morte, que reportan pequeños corriendo por las escaleras o entre los camareros cargados de platos, con el peligro que ello conlleva: le han levantado vinilos, le han saltado en los sofás, le han jugado a la pelota entre las mesas y también le han preguntado si los niños pueden entrar con patinete. Insiste: no son los niños, que son eso precisamente, niños, por naturaleza dinámicos, sino permitir desde la adultez ciertas conductas, sin intervenir: «Nós non somos quen debemos chamar a atención. É cousa de sentido común. Un mesmo coñece aos seus nenos, eu teño pequenos aquí que toman menú degustación con menos de cinco anos, e sen ningún problema», incide. Porque otra cosa son las peticiones de los mal entendidos «menús infantiles» en restaurantes donde, como el suyo, trabajan producto fresco, de calidad, con un precio medio por comensal más alto que va acorde con la tranquilidad del local que esperan los clientes y con una apuesta decidida por el vino. «Hai mesas que non podo coller tendo un comedor pequeno, porque isto é un negocio, e ten que ser rentable. Tampouco podo parar o ritmo da cociña para facerlle algo a un neno que non está na carta. Por iso cada local sabe as súas regras e necesidades». Coincide en esto Francisco Varela. Llevar de casa la comida hecha para los niños, y pedir calentarla, es otro gran clásico.

Rafa Varela, del recién estrenado restaurante y hotel Balarés, en Ponteceso, asegura que todos los pequeños son allí bienvenidos. Para ellos tienen cunas, tronas, y lo que necesiten, pero también normas básicas. Desde el punto de vista gastronómico, tampoco comparte ese concepto de «menú infantil» clásico: «Como pais procuramos nun restaurante apañarnos co que haxa, trátase de ensinar». Lo mismo con el comportamiento: «Na casa dos demais hai que respectar aos demais. A veces pásalo mal ti e o resto da xente. Aínda que hoxe parece que todo é culpa dos hostaleiros», valoran en A de Pako.

«Nun Parador de natureza coma este, o noso público é familiar»

Las recomendaciones a la hora de ir con niños, como pasa de un tiempo a esta parte con el cobro de una señal en restaurantes, parecen bastante más asumidas en el ámbito del alojamiento [muchos no admiten niños, directamente] que en el de la hostelería. Pero ni una cosa ni la otra está reñida con los pequeños. Paradores, por ejemplo, acerca la calidad del producto a través de menús adaptados a los pequeños: «Nun Parador de natureza coma este, o noso público é familiar. Temos cuartos adaptados para os pequenos e mesmo habitacións conectadas para seis ou sete persoas que poidan vir xuntas», indica Julio Castro, director del Parador de Muxía. Para banquetes es muy solicitado el servicio de animación e incluso para alguna cena, puntual, servicio de canguro. Como el resto de consultados, habla de algo básico: «Cando un vai con nenos ten que estar pendente dos nenos». Sopesa que internet y las redes se presentan a los comentarios más diversos, a los que él responde «co tacto máximo». Y claro que hay errores, pero también picaresca. Y, en todo caso, siempre está el recurso y el proceso «da folla de reclamacións».

«É unha oportunidade de aprender»

Adrián Landeira y Ángela eligieron ayer Caión para comer con su pequeña Aroa, de dos años: «A verdade nunca atopamos problemas en restaurantes por ir con nenos. De ser así evitariámolos, pero entendemos que as medidas que os negocios decidan son sempre respectables», decía este vecino de Cerceda. «Tamén é certo que somos afortunados, que a nosa nena é tranquila, boa comedora, encántalle probar cousas novas», sopesa. Elegir bien los horarios, optando por comidas más tempranas, sin aglomeraciones, y evitar el sobrecansancio son recursos que los padres tienen a mano para que un niño esté más tranquilo en un espacio público: «Nós non procuramos a propósito restaurantes de servizo rápido, pero un menú degustación ao mellor si o evitamos polo momento. Entendemos que dúas ou tres horas sentado para un neno se lle fai pesado», indica Adrián. A nivel culinario optan, de hecho, por compartir platos con la pequeña, «sen tirar demasiado de fritos»: «Poder ir con ela a restaurantes é unha oportunidade de que probe cousas diferentes ás que toma habitualmente, de que aprenda nese sentido e tamén a comportarse nun restaurante», apunta. Los niños de hoy son los adultos de mañana. Más que ser «antinenos», entiende que las medidas de los locales lo que procuran es «evitar comportamentos que todos temos visto» y que pueden molestar a otros comensales: «Entendible».