La emigración baja en la Costa da Morte y regresa a las cifras de hace cuatro años

Santiago Garrido Rial
s. g. rial CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

Un avión de Easyjet, el viernes pasado, día 10, en el aeropuerto de Santiago, a punto de despegar hacia Ginebra
Un avión de Easyjet, el viernes pasado, día 10, en el aeropuerto de Santiago, a punto de despegar hacia Ginebra X. ABELENDA

Los residentes en el exterior superan por poco los 38.000

19 mar 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Los emigrantes de los concellos de Bergantiños, Soneira y Fisterra, además de Cerceda, pasaron en el 2019 por primera vez en la historia reciente (desde que hay estadísticas oficiales anuales, lejos en todo caso de los multitudinarios años 70 y 80) de las 38.000 personas. Hasta entonces, el crecimiento era constante, más o menos progresivo, desde que en el 2009 comenzó a funcionar el padrón de españoles residentes en el extranjero (PERE). Y desde entonces también, la cifra siguió al alza, pero con alzas modestas. El año pasado, por ejemplo, la cifra global estaba en 38.305 personas. Hay cambio de tendencia porque a 1 de enero del 2023 (según los datos publicados por el INE esta semana) cae hasta los 38.015. Esta cantidad es prácticamente idéntica a la del 2019, y pone en evidencia que se emigra cada vez menos, pese a que este fenómeno es cíclico desde los años 50 del pasado siglo. No solo eso, sino que también es el reflejo del envejecimiento (y fallecimiento) de los emigrantes que aparecen como tales en los consulados sudamericanos, de primera, segunda y tercera generación, y la ausencia de nuevas generaciones. Unos países que tradicionalmente inflan los datos migratorios que tanto caracterizan la Costa da Morte, pero que nada tienen que ver con los flujos intensos y constantes de Suiza o el Reino Unido, por ejemplo. Es algo que se aprecia en el censo de votantes en el exterior (los mayores de 18 años), que por primera vez en muchas elecciones sufre una fuerte caída. Da igual a efectos de votos, porque no tendrá su reflejo en los comicios municipales, pero es el retrato de una nueva realidad.

Las comparaciones varían mucho en función del punto de referencia. Con respecto al año pasado son casi 300 personas menos. En relación a los años anteriores sigue habiendo cantidades muy elevadas. Hace diez años, por ejemplo, eran tres mil menos. En el 2009, cuando comenzaron los cómputos, ni siquiera llegaban a los 30.000.

NÚMERO DE EMIGRANTES POR CONCELLOS (PERE)

Municipio 2023 - 2013

Cabana 1.814 - 1.775

Camariñas 2.329 - 2.087

Carballo 5.987 - 5.697

Cee 1.787 - 1.619

Cerceda 1.802 - 1.817

Corcubión 493 - 453

Coristanco 2.133 - 2.033

Dumbría 1.244 - 1.196

Fisterra 2.757 - 2.421

A Laracha 2.496 - 2.401

Laxe 1.877 - 1.616

Malpica 1.698 - 1.646

Muxía 2.597 - 2.304

Ponteceso 2.152 - 2.008

Vimianzo 4.538 - 4.037

Zas 2.311 - 2.036

Total 38.015 - 35.146

CENTRO GALEGO

«Ahora xa preguntan moito menos para vir para aquí»   

Isidro Andrade, padre e hijo (así se llama ambos), llevan la cantina del Centro Galego de Tavannes, un pequeño municipio (no llega a 600 habitantes) del cantón de Berna, en Suiza, en el llamado Jura bernés. No muy lejos de Biel ni de Delémont, destinos clásicos (entre otros muchos) de la Costa da Morte. Los Andrade son naturales del lugar de A Amarela, en la parroquia de Redonda (Corcubión). Isidro hijo tiene 31 años y lleva 12 en esta zona (vive a escasa distancia de Tavannes), y su padre, algo más, cerca de 16. Ambos se dedican a la construcción, y la cantina es un complemento de fin de semana y determinadas fechas, además de un lugar importante para curar la morriña y facilitar reuniones de emigrantes, tarea esencial de los numerosos locales que han crecido en Suiza desde el primero, A Nosa Galiza de Ginebra, en 1967. Los Andrade y otros gallegos fundaron este centro hace unos tres años, y antes habían trabajado también en la cantina del de Reconvilier (cantón de Berna, también ligado desde siempre a la Costa da Morte) durante seis años.

El centro de Tavannes «funciona ben», explica Isidro hijo. «Temos clientes galegos, e tamén portugueses e suízos», añade. Gallegos, en su mayoría, establecidos en el entorno desde hace tiempo. No llega como antes. «Xa non é o que era. Chega xente nova, pero vai sobre todo para ás cidades, non a sitios pequenos coma este», explica. Hubo épocas, y no muy lejanas, en las que las llamadas eran muy frecuentes para saber si había trabajo. «Agora non, xa preguntan moito menos para vir para aquí, pero algún caso sempre hai».