
ESPECIAL SALUD | Los hábitos adquiridos incluso pueden afectar al desarrollo de unos u otros genes. Jorge Garrido, cardiólogo, da claves desde la Costa da Morte
06 mar 2023 . Actualizado a las 13:34 h.Nada de tabaco, buena alimentación, ejercicio físico y chequeos periódicos. La receta para prevenir enfermedades cardiovasculares es de sobra conocida, e incluso el último ingrediente, la genética, que en teoría se escapa a nuestro control, puede verse influido por nuestros hábitos sociales y alimenticios. «Pueden hacer que unos genes se expresen y otros no, o que se desarrollen más o menos», explica el cardiólogo Jorge Garrido.
Vigilar la hipertensión y mantener el colesterol bajo es esencial, y si esto último no puede conseguirse con dieta, entonces lo recomendable es recurrir a la farmacología. Esto suele suceder sobre todo en esos casos en los que la genética entra al juego, pero no todos los casos son iguales. «Uno puede preguntarse: ‘‘¿Por qué a mí, con 40 años, me ha dado un infarto, y a otro con mi misma edad y mi mismo nivel de colesterol no?’’ Pues la respuesta es que la enfermedad coronaria es multifactorial, cada persona es un mundo y hay muchos condicionantes que pueden hacer que se decante el vaso hacia un lado o el otro», indica Garrido.
El estrés también puede ampliar la ventana de peligro de un paciente, así como la reticencia a acudir a consulta en cuanto se detecta que algo puede estar yendo mal. Este tipo de situaciones se dieron especialmente durante lo más crudo de la pandemia, cuando el miedo a los hospitales hizo que se diagnosticasen menos infartos y que los que aparecían por urgencias estuviesen ya muy avanzados. Por suerte, la situación ha mejorado, pero los facultativos mantienen sus advertencias: cuanto más tiempo esté un infartado en su casa, con la arteria cerrada, más cantidad de músculo se muere.

«Si te empiezas a cuidar a los 65 años ya vas tarde»
El ejercicio físico es importante a la hora de prevenir la aparición de enfermedades cardiovasculares, pero también está indicado para aquellos pacientes que ya están en seguimiento por este tipo de problemáticas. No demasiado intenso, eso sí, ya que puede ser contraproducente: «Lo que recomiendo, sobre todo, es caminar, pero sin pegarse grandes maratones. Andar varios días a la semana de tres a cinco kilómetros, por ejemplo», explica el cardiólogo Jorge Garrido, que ejerce en el Chuac y que tiene clínica propia en Cee desde 2018.
Él recomienda hacerse chequeos desde edades tempranas, «porque es cuando se puede ser agresivo e incidir en el progreso de la enfermedad coronaria. No a los 95, que ya está todo establecido. Si empiezas a cuidarte a los 65 ya vas tarde, y no hay nada más triste que jubilarte y que acto seguido te aparezcan todas las enfermedades», apunta.
El cardiólogo también explica que es muy diferente la incidencia entre mujeres y hombres: a ellas las protegen los estrógenos durante su etapa fértil, y ellos, por la propia naturaleza del envejecimiento, «tienen más probabilidades de manifestar la enfermedad ateroesclerótica y coronaria, y a edades más tempranas», indica Garrido. En menores de 40, no obstante, no es demasiado frecuente.