Fuego expiatorio y divertidas comitivas fúnebres pusieron el broche al entroido

Marta López CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

BASILIO BELLO

El municipio de Malpica capitalizó las actividades finales del carnaval

27 feb 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Nunca unas honras fúnebres fueron tan alegres. Entierros divertidos: ¡Vaya un oxímoron!, pensarán, pero lo cierto es que la juerga no pudo ser mayor en las despedidas del Faustino, del Farruco y del Caietano. Claro que, en este caso, hablamos de personajes ficticios hechos de madera y cartón, y no de personas de carne y hueso.

La lluvia respetó, la resaca de la Mikaela pasó, y la Costa da Morte dio carpetazo al entroido por todo lo alto. Por cuatro localizaciones diferentes pasaron los Madamitos y Ghuardineros de Cerqueda, que este año decidieron reducir el itinerario para poder disfrutar más del recorrido y centralizar más el público. Al son de las jotas, muiñeiras y pasodobles que tocaron miembros de Raigañas y pequeñas pandereteiras en ciernes, bailaron los participantes por As Pozacas, Os Recíos, Cerqueda y O Ceán. «Enchemos un autobús de 55 prazas e ían outros 6 ou 7 coches atrás», comentaba ayer, al finalizar, Mar Suárez, de la organización. «En cada parada parouse bastante xente a vernos e a algúns sacabámolos a bailar na parte dos agarrados», añade Mar, convencida de que el año que viene repetirán el sistema introducido este año.

Entre tanto, en Malpica una comitiva de viudas lloronas acompañaban hacia su destino final a la esperpéntica figura del Faustino, que rivalizaba en portento y vigor con la del Farruco, que salió en procesión por Seaia. La música de charanga se fusionó con los llantos creando una melodía digna de esta época entroideira.

Y en Laxe, tras dos días de velatorio y exposición pública a las puertas del Concello, el Caietano encaraba sus instantes finales al ritmo de Latexo Percusión y de un buen número de personas que se acercaron para despedir al divertido personaje, fallecido «en descoñecidas e estrañas circunstancias». Este año hubo pocas viudas, lo que animó a la laxense Marité Canosa a enfundarse una pañoleta y unas gafas oscuras y desempolvar sus dotes de interpretación. «Veño tódolos anos, pero nunca fixera de viúva. Chorei canto puiden! A verdade é que foi moi divertido e houbo bastante xente, ao non facer mal tempo», apuntó ayer. Tras el recorrido, el personaje fue quemado en la playa y se tiró una traca de bombas.