Los colegios pequeños ponen en valor el trato individualizado para poder sobrevivir
CARBALLO
Los directores consideran educativo que haya alumnos de distintas edades compartiendo la misma aula
24 feb 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Para José Roca, director del colegio de Caión, el hecho de que niños de distinto nivel educativo compartan aula es una fortaleza de su centro. «Los pequeños escuchan conceptos nuevos y les van quedando. Preguntan. Los mayores tienen la oportunidad de reforzar conocimientos cuando les explican a sus compañeros de menor edad. Es un beneficio para todos», dice. Los compañeros que están en la misma situación comparten esta forma de ver las cosas. Piensa lo mismo Olalla Formoso, del Bormoio-Agualada; Manuel Caridad, de As Forcadas (Corme), y María Martínez, del Areouta (Sardiñeiro). Los cuatro dirigen centros pequeños, con entre 64 y 25 alumnos matriculados y todos coinciden en realizar jornadas de puertas abiertas para conseguir más inscritos. Su supervivencia les va en ello, especialmente en el caso fisterrán.
También presumen, como especial ventaja, de que practican una enseñanza individualizada, adaptada a las necesidades de cada alumno y que dispensan un trato familiar, pero en ocasiones eso no es suficiente y hay que recurrir a otros métodos.
El elegido en el colegio de Caión es aumentar la oferta de servicios. Hace ya seis años que tienen comedor, gestionada por la ANPA. Este año han añadido el programa de madrugadores del Concello larachés, con que abren sus puertas ya a las siete de la mañana. Además, tienen actividades extraescolares, algunas municipales y otras de la asociación de padres. Y no solo eso. Todos los días tienen 10 minutos de actividad física diaria y salidas habituales.
Huerto
En el Bormoio-Agualada (Coristanco) ofrecen a los padres ver el centro en cualquier momento. Tienen huerto escolar, comedor y presumen también de atención individualizada, con 52 alumnos que tienen, además de un horario interesante, de 10.15 a 17.00 horas.
En As Forcadas son menos de medio centenar. No tienen el problema de que los alumnos se matriculen en otro colegio, pero la cuestión grave es que cada vez hay menos niños en Corme (Ponteceso) y no parece que las cosas vayan a cambiar. Los padres dan valor a este colegio como algo propio y los docentes ya se han adaptado a llevar dos niveles en una misma aula.
«Elegí el Areouta de Sardiñeiro por que se adaptan a las necesidades del niño»
Alma López vive en Fisterra y tiene dos hijos de 7 y 9 años que estudian en de Sardiñeiro, al igual que sus dos sobrinos. «Elegí el Areouta porque se adaptan a las necesidades del niño, la educación no es un objetivo para todos sino que está individualizada», asegura. Una de las ventajas que encontró fue un período de adaptación flexible, sobre todo teniendo en cuenta que uno de sus hijos nació en diciembre. «Una diferencia de meses cuando tres o cuatro años es mucho y le dejaron ir a su ritmo», explica esta madre fisterrana. También ahora las cosas son diferentes. «Está en tercero, pero se le dan muy bien las Matemáticas, por lo que ya está dando materia de cuarto. Van atendiendo las necesidades de cada uno», señala.
Valora mucho además la convivencia casi familiar que se da en el centro, donde apenas hay 25 niños en dos aulas, una para infantil y otra para primaria. La zona del influencia del centro está poco poblada y no abundan los niños, pero hay más de los que van al Areouta. Algunos padres llevan a sus hijos a Corcubión o a Cee, al Manuela Rial. La directora, María Martínez, alega que las dos razones que esgrimen es la falta de comedor y precisamente que los grupos sean mixtos, algo que la docente ve como una ventaja. Este curso tuvieron una matrícula más que el anterior, pero para el próximo el cómputo será negativo porque se irán cuatro alumnos de sexto y, como mucho, entrarán tres de infantil.
A pesar de que solo hay dos grupos, los docentes hacen un esfuerzo para desdoblar en materias troncales como las dos lenguas oficiales y Matemáticas, pero también en Inglés y Religión. En estas, los alumnos de primero a tercero van por un lado y de los cuatro a sexto, por el otro. Eso supone que los profesores no tienen horas libres, pero es la forma de ofrecer enseñanza de más calidad.
Además, tienen todos los servicios. Hay especialistas de audición y lenguaje y orientación varios días a la semana, lo que con solo 25 alumnos es casi un lujo. También vienen de fuera los docentes de Inglés, Música y Educación Física.