¿Quieres el palito? Historia de una vocación

Álex Ávila

CARBALLO

ANA GARCIA

El doctor Pedro Tasende, in memóriam | Escribe el pediatra carballés Álex Ávila

16 nov 2023 . Actualizado a las 21:52 h.

No sabría decir el origen exacto de una vocación tan temprana como la mía por la pediatría, pero no tengo duda de que aquellos primeros contactos con la medicina a lo largo de mi infancia tuvieron un papel muy relevante. Recuerdo con sorprendente viveza y claridad esa consulta de la Calle Vázquez de Parga número 3 en la que el doctor Pedro Tasende me atendía cada vez que mis padres me llevaban por alguna de las pequeñas o grandes dudas que les asaltaban sobre la salud de sus hijos. Recuerdo el olor de esa sala de espera, su decoración, su pasillo, la disposición de la mesa y la camilla, la amabilidad de la enfermera y los gestos y palabras del doctor Tasende. Recuerdo la tranquilidad de mi madre al salir, así como su insistencia en abonar la consulta y el gesto despreocupado y generoso de Pedro para que no lo hiciese.

Afortunadamente, gozar de una buena salud hizo que mis visitas a su consulta fuesen disminuyendo con los años, pero siempre me sentí tratado con mucho cariño por el que fue mi pediatra y así lo pude comprobar cada vez que nos encontramos. Con el tiempo, ya orientada mi profesión, y durante todos estos años, fui reconociendo en Pedro esa mirada al infinito del olvido que también reconocí en mi abuelo Vicente al final de su vida, y nuestras conversaciones se redujeron hasta desaparecer con una última en la boda de su sobrino y gran amigo mío. Al tiempo, pude observar como en su mujer Marisa crecía una mirada amable, maternal, dulce, cálida y tierna, que reconocía en mí la profesión de su marido y creo que ella, así como Patricia, Silvia, Marica y Perico, sabrán ver en estas líneas mi reconocimiento, que hago extensivo a decenas de generaciones de carballeses, al trabajo del Dr Pedro Tasende Díaz, así como mi admiración hacia él y hacia todos esos pediatras especialistas en todo. Así lo reconocíamos esta misma mañana con compañeros del Servicio de Pediatría del CHUAC, y así lo recordaremos.

Algo en mi se debió despertar durante aquellas consultas que, durante mucho tiempo, cuando me imaginaba a mí mismo delante de una madre como pediatra, la imagen de Pedro hablando con la mía venía constantemente a mi mente. Y aún hoy, siempre que tengo oportunidad, tras explorar la garganta de un niño finalizo con el mismo ofrecimiento que Pedro tenía conmigo. ¿Quieres el palito? Descansa en paz, compañero.