Matilde Vilariño: «Así que teño a primeira estrofa feita xa me saen as outras sin pensalo»

Cristina Viu Gomila
Cristina Viu CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

CONCELLO DE CABANA

La autora cabanesa acaba de publicar su segundo poemario y ya tiene otro en marcha

07 dic 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El sábado llenó el auditorio de Cabana. «Quero recalcar o meu agradecemento ao público. Pode haber un médico ou un electricista moi bos, pero se non teñen público non son ninguén. Se a xente non me apoiara eu non sería nada». Matilde Vilariño Pose (Dombate, 1944) tiene claro que es una mujer popular y que eso se debe al aprecio que le tienen, a ella y a su familia, sus convecinos. Ha sacado segundo poemario, Na lingua que eu falo, y está teniendo tanto éxito como el primero, del que todavía queda algún ejemplar.

La nueva colección de coplas recoge algunas que no se incluyeron en Poemas que non foron ao lume, publicado también por el Concello de Cabana en el 2018. Matilde Vilariño es muy prolífica, como conversadora, pintora, «teño cen cadros feitos», y, sobre todo, escritora. «Así que teño a primeira estrofa xa me saen as outras sen pensalo», dice. Ya tiene otras 30 composiciones listas para una nueva colección, pero formadas por no más de diez versos cada una de ellas. Dice que si se supera esta cifra los lectores se aburren y es lo último que ella quisiera.

Estilo

Na lingua que eu falo recoge textos del mismo estilo que su primer libro, aunque Matilde Vilariño hubiera preferido que no se le diera tan bien la rima. Acaba de terminar otra obra de Yolanda Castaño, «para min a poeta máis importante da miña vida». «Me gusta o formato literario. Eu non son capaz, ten que ser todo en verso», se lamenta.

En este segundo libro hay muchas cosas que no aparecen en el primero y una de ellas son sus opiniones sobre temas de actualidad e incluso sobre política. Le dedica un poema al covid, que ya es conocido en Cabana porque lo leyó en un acto que hubo, en plena pandemia, en el campo de O Briño. También se encarga de los cargos públicos deshonestos, a los que califica de «enfermidade de España», a la crisis e incluso a las «cacicadas». Alguno de sus lectores han opinado que la obra anterior era «máis bonita», pero otros consideran que «non todo vai ser jesús-amén. O libro ten que levar algo de picardía».

Asimismo se incluyen cuestiones de la vida cotidiana, de estos tiempos o de hace años. Matilde Vilariño cuenta viajes, vivencias, excursiones y todo lo que le llama la atención, «o que me gusta». Los versos, según cuenta, fluyen casi de forma espontánea, los recuerdos o los pensamientos acaban convertidos en unas coplas que han hecho de esta mujer una institución en el municipio de Cabana, aunque ella tiene especial predilección por tres zonas. Su aprecio especial se circunscribe a Canduas, donde pasó buena parte de su vida, la zona de Fornelos-Zas, que es un área vecina, y Borneiro, donde nació. Esa parroquia es casi una fuente inagotable de inspiración. Le ha dedicado numerosos poemas al dolmen de Dombate y al castro A Cidá. Ambos vuelve a aparecer en este segundo trabajo, en el que su familia juega de nuevo un papel muy especial, porque es su nuera o sus nietos los que se ocupan de pasar las coplas al ordenador, después de que ella plasme su innata capacidad para la rima en el papel, a mano. Por eso tiene una especial importancia la corrección, a la que, según dice, dedica bastante tiempo.

Firma

El sábado fueron muchos los cabaneses que se acercaron a por el nuevo libro y los que requirieron la firma de la autora, que también dedica su tiempo a la pintura y está especialmente orgullosa de un retrato de su nieto Eloy con su acordeón. Fue precisamente él quien descubrió hace ya unos cuantos años el talento de su abuela. Hasta ese momento todos los poemas acabaron en el fuego. Ahora, los actos en los que participa tienen una gran repercusión social y cultural y eso que tuvo que dejar la escuela con solo 11 años.