«Ahora son mis hijos los que me riñen cuando digo que quiero dejarlo»

Antón Lestón Lago
antón lestón CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

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Encargado de la parte deportiva del Volei Dumbría, antes brilló en fútbol y hockey

24 oct 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Toda cuadrilla de amigos y amigas tiene un atleta que destaca sea cual sea la disciplina. En su pandilla, ese era Luis Alberto Fernández (Corcubión, 1976), al que muchos relacionarán ahora con el voleibol, pero cuyo nombre resonó antes con fuerza en el hockey y el fútbol. Luis comenzó a darse cuenta de sus facultades durante sus primeros años como alumno del Manuela Rial, de Cee, en el que desde el 2002 imparte docencia. «En tercero ya me subieron para jugar a fútbol sala con los de quinto, de delantero. Luego en séptimo y en octavo jugué a voleibol y fuimos campeones gallegos dos años seguidos, pero ahí se terminaba porque después ya habría que federarse», cuenta. Era su etapa infantil y, por si fuera poco, también se animó con el hockey y el remo. «Mi padre —Salvador de Pachín— era el presidente y yo vi que se me daba bien y me gustaba», recuerda sobre una época en la que Corcubión hacía gala de un gran pluralismo deportivo con el Huracán (remo) o el club de hockey, en el que Luis pronto dio que hablar junto a otros jugadores de su generación, como Susín o Leoncio Picallo.

No obstante, el fútbol comenzó a ganar terreno y para la etapa juvenil le interesó al Fisterra. «Fue en mi último año en la categoría, ellos habían ascendido a la máxima categoría autonómica y Juan Boullosa me insistió», recuerda. No resultó mal y, junto a Marco do Cabo lideraba el ataque de una muy prometedora generación. Al mismo tiempo, aún juvenil se hizo un hueco en el primer equipo, con el que ganó la Liga da Costa y se convirtió en el máximo goleador de la Copa, en la que llegaron hasta la final, contra el Cee: «En la ida perdimos 1-2, con gol mío y, justo después yo marchaba de viaje de fin de curso. Me costó un mundo decírselo porque a saber como se lo tomaban y al final me sacaron un vuelo para que llegase al partido de vuelta. Todo para perder 4-2», dice entre risas.

Precisamente su verdugo en aquella final se transformó en el equipo de su vida, aunque se retirase en su casa: «Un año antes, un gol mío había mandado al Corcubión para Tercera, así que tenía esa deuda y jugué mi última temporada en el Corcubión, quedando campeones y ascendiendo», relata. En el club blanquiazul fue, además, uno de los técnicos más exitosos, sumando triunfos en la Escola de Fútbol Base y también ascensos en las categorías cadete juvenil.

Impulsor del Vólei Dumbría

Luis estudió INEF y realizó la maestría en fútbol y voleibol, por lo que al comenzar su trabajo en el Manuela Rial quedó de encargado de mantener la tradición deportiva que había comenzado en los ochenta. «Me encargué del vóley, pero seguía habiendo el mismo problema que cuando yo jugaba. Podías competir solo hasta segundo de ESO. Pero hubo una buena generación entre los que estaba el hijo de Floreal, que justamente estaba entrenando al Dumbría y lo hablamos entre nosotros y con el alcalde y pronto nos lanzamos». En el 2007 nació el Volei Dumbría, que ya en el 2009 se fue al Campeonato de España cadete, en Málaga. Desde entonces, quince años de éxitos con Luis siempre como sostén. Ascendió al sénior a Superliga 2 en el 2016 y propició que equipos como el Barcelona llegaran a jugar en O Conco al organizar una Copa Príncipe.

Ahora dirige a los equipos de la base, en donde lleva años destacando su hijo, Tiago (2007): «Es como yo, se le dan bien todos los deportes, pero él está obsesionado con el vóley y la verdad es que está trabajando mucho», dice. También Leire (2010), su hija, que «este año está jugando impresionante». Se criaron con el ejemplo. Toda su infancia entre balones y de viaje. «Agota porque no paro, pero ellos se quejan cuando les digo que lo voy a dejar y me dicen: ¿aguantaste todos estos años y ahora que estamos nosotros te vas a ir? Es mucha presión», bromea un Luis Alberto que, sin ir más lejos, el fin de semana pasado se desplazó el sábado a Lugo y el domingo a Gijón. Todo mientras se encarga de la parte deportiva de todo el club. De que a nadie le falte de nada y de que todos los niños puedan mantener una pasión que hasta no hace tanto caducaba en etapa infantil.