El último atardecer de la Europa continental, de nuevo desde hoy en la Costa da Morte

Santiago Garrido Rial
s. g. rial CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

Ana Garcia

También coincide con el último de África, toda una singularidad

18 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

La inclinación cambiante del eje de rotación terrestre respecto al sol causa variaciones continuas en la línea que separa el día de la noche en el planeta, y esa y no otra es la razón de que no exista un único punto todo el año desde el que contemplar los últimos rayos de sol que iluminan la zona continental europea. Así lo explica el físico baiés Jorge Mira, quien analizó y calculó en detalle los puntos y los días y todo lo que rodea ese momento casi mágico que, por sus singulares características, congrega multitudes turísticas y, sobre todo, marca las fronteras continentales del día y la noche.

Es un privilegio, explica Mira, que se reparten en el calendario solo cinco puntos de la costa europea, y en tres países: dos en Portugal, dos en Noruega y uno en España: la Costa da Morte, con Touriñán como simbólico extremo occidente. Y precisamente aquí empieza, desde hoy jueves 18, ese particular período que durará hasta el próximo 19 de septiembre. El segundo del año, tras el del primer tramo de la primavera.

Además, justo hoy se produce una curiosa alineación: ese último atardecer se sincroniza con el último del continente africano, que tendrá lugar en el Cabo Blanco (en la frontera entre el Sáhara Occidental y Mauritania) e incluso con el atardecer en el Land's End, un lugar fetiche para los ingleses, su finisterre. Es un cálculo de Jorge Mira, publicado en la revista Cartography and Geographic Information Science hace ya varios años y que ha ayudado académicamente a reforzar, aún más si cabe, la ya famosa belleza de la muerte del sol sobre el Atlántico en esta zona, ampliamente glosada durante siglos.

Este es uno de los muchos atractivos incluidos en el argumentario de la candidatura de la Costa da Morte como destino turístico Starlight, un proyecto que implica a todos los concellos de la zona, y que puede suponer un enorme paso adelante en la promoción internacional de la zona.

En cuanto a la raya finita del adiós solar, hay que tener en cuenta que se calcula por tierra y mar, pero es distinto por alto: en un avión, por ejemplo, el sol se ve más tiempo. Y en tierra eso pasa, por ejemplo, con el Pindo, en cuya Torre da Moa, a 600 metros, es obvio que se ve la última luz de la Europa continental, un poco antes que en el Cabo da Nave y también segundos previos a los casi 600 metros que tiene el Pico de Meda. Todos ellos colocan a la Costa da Morte como balcón privilegiado de los atardeceres, recurso turístico y divulgativo muy bien aprovechado en el Mediterráneo.