Los embalses de la Costa da Morte y el Anllóns, fructíferos en la apertura de la pesca

Cristina Viu Gomila
Cristina Viu CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

BASILIO BELLO

El río Grande, que no sus afluentes, se resistió a los aficionados

21 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Suso Villar, de la asociación Fario, abrió la temporada de pesca en el tramo sin muerte del Anllóns en A Laracha y a mediodía ni se acordaba de la cantidad de truchas que había capturado y devuelto al agua. No todos los que eligieron el cauce que vertebra la comarca de Bergantiños tuvieron la misma suerte. Sin embargo, hubo la sensación generalizada de que el río bajaba lleno de peces, aunque la falta de pericia o una mala elección del cebo no permitiera para todos una jornada brillante. A pesar de eso, no hubo queja.

Donde sí protestaron fue en el río Grande, tanto en el coto de Baio como a su paso por Vimianzo. A David Gómez Brandariz, de Río e Mar, le costó toda la mañana conseguir las seis truchas del cupo y muchos se fueron de la orilla sin completarlo e, incluso, de vacío. Tuvo que conformarse con solo tres José Antonio Hombre, de Negreira, que llevaba años sin catar el río Grande y que esperaba, por lo que recordaba, abundancia en la jornada inaugural. Mucho mejor estuvieron las cosas en los afluentes, sobre todo en el Torrente y en el Lamas, en Zas. Allí sí que hubo alegrías para los aficionados durante la mañana.

También volvieron a sus casas contentos los que echaron la mañana en las orillas del río Xallas, tanto en los cotos como en los embalses.

Pero la principal novedad de este año fue la apertura del lago de As Encrobas, donde, como en el resto, los aficionados solo se podían llevar para sus casas tres ejemplares. Costó reunirlos, pero no defraudaron en cuanto a tamaño, como corresponde a una zona a la que no tenían acceso los pescadores. Tampoco les fue fácil ayer e incluso los cercedenses se quejaron de las dificultades para llegar al agua, cuanto más para los que acudieron desde A Coruña, que fueron bastante numerosos.

Falta de caudal

En el Anllóns se notó la escasez de lluvias. La falta de caudal hizo un poco más difícil la labor de los deportistas, pero la mayoría obtuvieron todas las piezas que están autorizadas. Los que usaron cola de rata tuvieron mejores resultados que los que se inclinaron por la cucharilla, que lograron muchas picadas, pero escasas capturas. Tampoco funcionaron bien los poliquetos.

Acompañó, sin embargo, el tiempo, con el cielo encapotado, sin viento y con buena temperatura, lo que hizo que, en general, la apertura de la temporada fuera buena en la Costa da Morte.

El coto de Baio defraudó, pero muchos pescadores coincidieron en que una jornada no determina la temporada y comentaron que el Río Grande lo mismo se muestra generoso que cicatero, como hizo ayer, por lo que habrá que ir viendo cómo se va comportando. De momento, algunos echaban la culpa de sus dificultades a que el cauce no está en suficientes buenas condiciones y a la acción de los cormoranes.

El Xallas sí se comportó como un río truchero. En los embalses de Fervenza, Olveira, Castelo y Santa Uxía hubo incluso capturas de cuatro kilos, pero lo que resulta más esperanzador es que se sacaron también un buen número de ejemplares de pequeño tamaño, algo de ellos por debajo de lo permitido, lo que hizo que se impusiera alguna multa.

Especialmente prolífica fue la mañana en el tramo sin muerte de Beba-Mazaricos, que acoge campeonatos internacionales, y que ofreció un gran entretenimiento para los aficionados, que veían como las truchas respondían a los sucesivos lances. También se comportó según lo esperado el coto de Santa Comba, en la zona alta. Fueron muchos los que a media mañana ya tuvieron que retirarse porque habían conseguido las seis capturas de rigor. En el Castro hubo poca actividad porque los pescadores prefieren dejar el río de Lires para más adelante, una ver que la temporada está mediada.

«O lago está ben pechado e foi difícil chegar ata a auga»

Jorge Candal es de Cerceda y ayer fue de los primeros pescadores que pudieron catar el lago de As Encrobas. No le fue nada fácil. «Está ben pechado e foi difícil chegar ata a auga», dijo. Acudió con otros dos amigos y entre los tres solo lograron reunir una pareja de truchas, aunque de buen tamaño. «Tampouco somos profesionais e houbo varias picadas, pero fóronse», se disculpó. Estuvieron en la zona de la playa y allí apenas había otras personas, quizá por la dificultad de encontrar el lugar para entrar en el recinto.

La mayor parte de los que se acercaron al embalse estuvieron en la zona en que desagua el río. Es el caso de los hermanos Borja y Jacobo Vázquez, que se acercaron desde A Coruña. «Tardamos 20 minutos en llegar hasta el recinto», explicaron. Emplearon más tiempo para situarse en el área de pesca. «Tuvimos que dejar el coche a más dos kilómetros e ir andando. Es un lugar muy bonito, pero no te puedes plantear venir con niños porque hay demasiada ruta a pie», comentó Borja Vázquez.

A pesar de todo, ambos consiguieron las tres truchas que se les permiten y tuvieron tiempo de volver a comer a su casa, aunque estaban antes de las 8 de la mañana ya a pie de lago, «investigando como entrar».

En los embalses del Xallas, los que se llevaron los ejemplares más rollizos fueron los que iban en embarcación, sin motor.