Tres minutos con los ojos de Liso

Patricia Blanco
Patricia Blanco CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

Eliseo Álvarez, invidente, es historia viva de Carballo, donde vendió el cupón de la ONCE durante 42 años. La videógrafa Ana Álvarez, su hija, ha logrado emocionar en los Premios Fepfi, a nivel estatal, con un trabajo que muestra lo que significa para él algo tan sencillo como ir a un bar a tomarse un café. Lo tituló «La visión de mi mundo»

17 ene 2024 . Actualizado a las 19:29 h.

Todo oscuro, gris, apenas alguna sombra que se mueve. El bullicio de la calle, de los coches al pasar, una moto ruidosa. «Moi ben, moi ben, avanza, esquerda». Algún bocinazo, un acelerón. «Vamos, Fleco, busca o bordillo». Más coches. «Recto, Fleco». Un carraspeo. Sonido de gente charlando. «Busca a porta, entra!».

—«Ola, buenos días, buenos días pola mañán!».

—«Hoxe levantácheste algo tarde, non, Liso?».

(Sigue la conversación).

Eliseo Álvarez Rey, Liso, es invidente. Peina los 80 años y es historia viva de Carballo, aunque nacido en Sobreira (Gándara, Zas). Tenía solo doce cuando una meningitis lo dejó sin vista. No se arredró. Dedicó 42 a vender el cupón de la ONCE en la capital de Bergantiños, un oficio del que se jubiló en el 2004, como ya relató La Voz en su día.

Las primeras líneas de esta información describen tres minutos con sus ojos, haciendo algo aparentemente tan sencillo como ir a tomarse un café. No lo es. Ana Álvarez, hija de Liso, y de profesión videógrafa, ha querido contar en una pieza audiovisual lo que supone una actividad tan cotidiana para alguien como su padre, al que, dice, considera un héroe, de carne y hueso. Ha superado mucho, y se ha adaptado a todo.

En torno a tres años pasó la profesional dándole vueltas al asunto. No le era fácil enfrentarse a este trabajo, por lo que tenía de emocional. Quería, dice, reconocer la figura y esfuerzo de Eliseo, «que a xente puidese entender como é a vida dunha persoa que, coma el neste caso, ten dificultades». La visión de mi mundo, título del vídeo, de 3 minutos y 27 segundos de duración, es el resultado. Un trabajo directo y conciso. La primera pulsión del espectador es correr el cursor del vídeo para buscar la imagen, la nitidez. Pero no la hay. Todo está oscuro, casi todo queda a merced del oído. Y de Fleco, el actual perro guía de este carballés.

Por La visión de mi mundo, Ana fue nominada en la quinta edición del Premio Nacional de Audiovisual como mejor videógrafa de España en la categoría de libre creación, un concurso promovido por la Federación Española de Profesionales de la Fotografía y la Imagen (Fepfi). La gala final se celebró el pasado 29 de enero en Talavera de la Reina. Ana no se llevó el galardón, pero todavía tiene en sus oídos el tremendo aplauso que el auditorio al completo le brindó a Liso. También él acudió a la velada, con su inseparable Fleco. Los tres se subieron al escenario y los tres se arroparon mientras sostenían el diploma acreditativo. «O teatro estaba cheo, e a xente volcouse. Foi un momento moi emotivo para nós. Celebreino como se tivese gañado, porque para min el é todo un orgullo, e velo alí tan feliz, encantado... Para meu pai foi unha experiencia única, ese aplauso tan inmenso, co resto dos compañeiros emocionados, moitos acabaron con bágoas», rememora Ana.

La videógrafa Ana Álvarez
La videógrafa Ana Álvarez

No hubo suerte esta vez para Carballo [también concurría Marcos Rodríguez en fotografía], pero la videógrafa, a la luz de lo vivido jornadas atrás, lo tiene claro: «Non sei se algún día gañarei ou non ese premio, pero que me guste tanto coma esta nominación, non, non vai poder ser. Porque de verdade que fomos moi felices». Un viaje inolvidable que culminaron con un «engaño» a Liso: «Todo o mundo que coñece a papá sabe é supermadridista». Le dijeron que iban a un restaurante y lo llevaron al mismísimo Santiago Bernabéu: «Cando lle dixemos onde estabamos...». No ha terminado en Madrid, pese a todo, el periplo de La visión de mi mundo, pues el trabajo de Ana está ahora nominado en la categoría de Audiovisual Libre a la octava edición del Premio Internacional de la Imagen Luces de Granada.

Tres minutos de una vida parecen nada, pero contados así son suficientes para mucho. Una llamada a empatizar que, mismamente como tomarse un café, a veces tiene mucho más detrás.