Y mientras no esté confirmada la concesión de esa subvención, la entidad no decidirá si retomar o no la actividad. Esperan poder tener una respuesta de cara a finales de la semana que viene, aunque tampoco corre prisa, ya que por estas fechas el faro ya solía cerrar en otros años por temporada.
«Fixemos máis de duascentas actividades e investimos máis de 100.000 euros», dijo hace apenas unos días Olga Campos, sin olvidar los puestos de trabajo que durante este tiempo han creado. Uno de ellos fue el de la zasense Tania Carreira, que durante varias campañas recibió a los miles de turistas que se acercaron hasta el mítico enclave. «Ter faros como o Vilán ou o de Fisterra pechados é unha atrocidade», opinaba estos días Manuel Vilar, que participó en la primera musealización del espacio y describió, junto con Xosé María Lema, las características de este espacio en una pionera publicación divulgativa sobre los faros de la Costa da Morte (2001). Aunque las gestiones van más o menos encauzadas, al de Fisterra todavía le queda mucho para reabrir sus puertas y aún hay que ver el alcance del deterioro sufrido en estos años de cierre, un aspecto que también preocupa en Camariñas, ya que este tipo de estructuras necesitan de un mantenimiento continuado y se ven especialmente perjudicadas por la inactividad.