Pedro González: Breve reflexión sobre élites y liderazgos

pedro gonzález vieites

CARBALLO

SANTI GARRIDO

PLUMAS CON MANDO | Los ciclos no pueden erradicarse ni por decretos leyes ni siquiera a través de políticas económicas. El que fue el primer presidente de Axober está actualmente al frente de Eurourban Asesores

12 dic 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Me inquieta y me crea cierta desazón que los mismos que nos dan consejos de cómo tenemos que llevar y gestionar nuestras empresas, Inditex incluida, los mismos que están llevando al país por una senda de un endeudamiento insostenible, los mismos que todo lo arreglan con subidas de impuestos y se olvidan de los consejos e informes de sus asesores, como el más reciente Observatorio de Deuda noviembre 2021 de la Airef, para lograr un pírrica ventaja electoral insostenible en el tiempo, con la inestimable colaboración de los grupos mediáticos afines, se atreven a dar consejos a los gestores de las empresas con años de experiencia y muchas horas de vuelo y sufrimiento para mantenerlas a flote, sin entender sus necesidades debido a su inexperiencia en gestión y liderazgo.

A nuestras élites, responsables de la gestión de lo público, a todos ellos, me atrevo a sugerirles que vuelvan a dar un repaso y tengan presente lo que Michael E. Porter, en su libro Ser Competitivos nos manifestaba.

Según el profesor de Harvard, la mundialización actual está dejando anticuada la noción de «ventaja competitiva», dado que las empresas aplicando las nuevas tecnologías que están apareciendo rápidamente pueden compensar las desventajas debidas al coste de los factores.

Ya no es suficiente tener recursos, sino emplearlos productivamente. Es lo que hace falta para ser competitivos en la actualidad. Cada vez más, «los países» y «empresas» más competitivos son, no solo los que tienen acceso a los factores más baratos, sino los que emplean los métodos y la tecnología más avanzada en la utilización de los factores. Como la tecnología está en permanente evolución, el nuevo paradigma mundial impone la exigencia de innovar rápidamente.

Ya en la década de 1930, economistas como Lange y Keynes, reflexionaban sobre el dinamismo empresarial propio de los mercados competitivos al observar que las nuevas tecnologías aumentan la productividad y reducían los costes de bienes y servicios a un ritmo sin precedentes, pero como consecuencia también reducían de una manera drástica la cantidad de trabajo humano necesario para producir estos bienes y servicios.

El futuro de los jóvenes

Espero y deseo que nuestras «élites» gobernantes logren establecer y consensuar los términos sobre los que sustentar un futuro para nuestros jóvenes al menos similar, sino mejor, que el hemos disfrutado.

Ante la incertidumbre de la evolución de nuestra economía, me preocupa si seremos capaces de establecer las bases para lograr reducir el elevado porcentaje de población de jóvenes en paro, de abandono escolar y de desigualdad, aunque según manifiesta el gabinete de Comunicación en la web del Ministerio de Trabajo y Acción Social, el anteproyecto de la Ley de Empleo tiene como objetivo responder a las necesidades del mercado laboral y combatir sus debilidades estructurales como el desempleo o el paro juvenil, apostando por aumentar la eficacia de las políticas activas de empleo.

Apuesto por ello, pero finalmente y sin que sirva de precedente quisiera insistir y reiterar lo que nos recuerda el profesor R. Tamames cuando habla de los ciclos económicos, dado que la experiencia histórica demuestra que los ciclos no pueden erradicarse ni por medio de decretos leyes, ni siquiera a través de políticas económicas, por muy bien que se diseñen e instrumenten.

Me pregunto hasta cuándo los partidos políticos pretenden seguir con su estrategia de decir a la gente lo que quiere oír a cambio de prometerles lo que no se le puede dar, como nos recuerda el filósofo francés Paul Valery: «El ejercicio del liderazgo no consiste en dar sin más a la gente lo que pide, sino, por el contrario, interrogar a la ciudadanía sobre lo que necesita». Y en este sentido me parece oportuno citar a Antonio Garrigues Walker, sugiriendo al respecto, que hay que salir de esta quietud provinciana y conformista que imponen unos líderes inseguros, sin experiencia ni interés en los problemas del mundo y temerosos de perder los privilegios del poder.

Tenemos que hacerles ver su incompetencia y su obligación de dejar paso libre a quienes están en condiciones de afrontar la responsabilidad que conllevan los liderazgos.