Constructoras de la Costa da Morte renegocian contratos por el alto precio de las materias primas

Antonio Longueira Vidal
Toni Longueira CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

Ana Garcia

En el sector alertan de que si este encarecimiento de los materiales persiste en el tiempo no se podrá garantizar la estabilidad en el empleo

23 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

La construcción y sus actividades afines crecieron como la espuma durante la etapa más dura y complicada de la pandemia. La obra privada -reformas en segundas viviendas- pero, sobre todo, la civil merced a políticas de gasto público promovidas desde los concellos de la Costa da Morte, supusieron una tabla de salvación para un ramo que, en lo que a la comarca se refiere, genera la mitad del empleo de toda la industria y cuyas empresas facturan más de 330 millones de euros al año. Algunas compañías se frotaban las manos en plena crisis sanitaria y, en algunos casos, ya hablaban de duplicar el volumen de facturación en este 2021.

Sin embargo, el ladrillo ha entrado en bucle. Una peligrosa espiral que amenaza a un sector que ya sufrió las graves secuelas de la crisis económica del 2008. Dos son los argumentos esgrimidos por los empresarios para justificar este grave retroceso. El primero, la falta de mano de obra cualificada, sobre todo, albañiles, encofradores, electricistas y soldadores. Oficiales de primera y de segunda que escasean como el agua en el desierto. De hecho, seis de las grandes empresas del sector de la zona ofrecen 140 puestos de trabajo para tratar de dar respuesta inmediata a la carga de trabajo existente. Y el segundo problema, el brutal encarecimiento de las materias primas y el acusado desabastecimiento del mercado, que pone en jaque el futuro de una parte importante de la obra pública licitada y adjudicada a través de los diferentes planes municipales, financiados o cofinanciados con la Diputación, Xunta y Gobierno central.

Presupuestos inasumibles

Plásticos, betún para el asfalto, aluminio, madera, PVC, acero galvanizado, hierro... Todo se ha puesto literalmente por las nubes. Como apuntó Pablo Echegaray, gerente de Garaysa Montajes Eléctricos, empresa con sede social en Bértoa: «El acero galvanizado lo pagábamos antes de la crisis de la pandemia a 1,60 el kilo, ahora está a 2,60 y subiendo». Y añadió: «Eso es más de un 80?%. Pero lo mismo sucede con el cobre, cuyo precio se incrementó entre un 60-70?%; el PVC, entre un 30-40?% o el aluminio, cuyo precio se disparó un 35?%». Esto conlleva implícitamente una revisión de los contratos de las obras ya adjudicadas y licitadas: «Estamos intentando negociar una veintena de proyectos porque son actuaciones que fueron presupuestadas hace dos años, pero cuyos precios ahora mismo están desfasados dado el escenario en el que nos encontramos», apuntó Diego Vázquez Reino, de Construcciones Vázquez y Reino.

Ana Garcia

En Construcciones López Cao se encuentran en esta misma tesitura: «Antes un presupuesto lo podías mantener seis meses, pero con la volatilidad de los precios de las principales materias primas ahora puedes garantizarlo quince días». En López Cao, asimismo, indicaron que «se está analizando contrato a contrato» para poder ajustarlo a los precios actuales de mercado. En Ponciano Nieto también andan a vueltas con la calculadora para tratar de renegociar las condiciones económicas de seis contratos de obra pública. Y en Dámaso Ferreiro esperan a que se celebre una reunión de la federa provincial de constructores para analizar la situación antes de adoptar una decisión definitiva. En Vipecón, por su parte, tienen claro que no hay muchas opciones de renegociar contratos: «Siempre se ponen cláusulas en los contratos de obras, como causas de fuerza mayor. Estamos condicionados por esas cláusulas y el margen de maniobra es muy pequeño por no decir nulo».

Y en el sector alertan de que de persistir esta situación de volatilidad no se podrá garantizar la estabilidad en la mayor parte de las plantillas, incluso hablan de una posibilidad real de que se produzcan reajustes.

Numerosas obras públicas corren el riesgo de tener que ser canceladas o quedar pospuestas

El problema ya no son solo los elevados precios de las principales materias primas y materiales, sino el cumplimiento de los plazos de entrega de las obras ya comprometidas, adjudicadas, presupuestadas y licitadas: «Los mercados están desabastecidos y no contamos con materiales para iniciar los nuevos proyectos. Llames a donde llames te encuentras con que no hay las materias primas necesarias para hacer frente a los encargos más próximos», apuntó Diego Vázquez Reino.

Uno de los materiales que más preocupa en la actualidad en el sector de la obra pública es el betún, elemento clave en el asfaltado de carreteras y vías. «Todo lo que tenga que ver con los derivados del petróleo supone un verdadero quebradero de cabeza. Su precio se ha multiplicado por dos en las últimas semanas. Además de la elevada demanda, que tira de los precios para arriba, nos encontramos con un problema de suministro», señalaron en Ponciano Nieto con preocupación.