Los cazadores de la Costa da Morte se reivindican en el arranque de la campaña cinegética

Marta López CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

Buenas sensaciones en la primera jornada de caza menor, aunque en algunas zonas el tiempo no permitió salir al monte

18 oct 2021 . Actualizado a las 12:11 h.

Las sensaciones no fueron malas en la jornada inaugural de la temporada de caza menor, que se prolongará hasta el 6 de enero y que se solapará hasta entonces con la caza mayor. Serán muchos -los más jóvenes, sobre todo- los que empleen ahora todo el fin de semana a su práctica deportiva favorita, los sábados al jabalí y los domingos al conejo o a la pluma, aunque los más veteranos se decantan, en general, por una sola modalidad. «Hai que estar algo coa familia tamén!», bromea Rubén Chouciño, que caza en el coto de San Miro, en Malpica.

El tiempo le acompañó a él y al resto de su cuadrilla en la mañana del domingo y la cantidad de animales que pudieron ver en el monte no estuvo «nada mal». «Foi ben, estou moi contento aínda que non matei nada. Perdices levantei abondas, pero saíronme a destiro», relató a primera hora de la tarde, mientras disfrutaba de la sobremesa con otras cuadrillas de aficionados. «Seremos corenta. É o bonito, xuntarnos e botar uns contos», dice Rubén, que aunque él no caza conejo sí pudo saber que el resto de grupos consiguieron «dúas ou tres pezas cada un». Hay muy poca cantidad en estos momentos, explica, «porque lle afectan moito as enfermidades, pero é algo moi cambiante e tanto hai unha campaña na que escasea como vén outra na que hai moitísima cantidade», indica.

En estas primeras semanas de temporada no esperan cazar demasiadas aves porque estas encuentran refugio en los campos de maíz que todavía no han sido cosechados. «Pola nosa zona, por Malpica, aínda hai bastante millo en pé, o faisán e a perdiz métense no medio desas leiras enormes e non hai quen os saque. Pero en dúas ou tres semanas seguramente estea ensilado e xa será distinto», refleja Rubén.

BASILIO BELLO

Zonas asignadas

En el de Vimianzo, otro de los 23 tecores que hay en la Costa da Morte y Cerceda, cada cuadrilla tuvo ayer una zona específica asignada «Empezamos este ano a facer manchas: cada grupo temos un espazo de monte e repoboamos como queremos», relató Juan Fermín Insua, que junto con sus compañeros movieron «dez coellos e matamos dous». Ese era, al menos, el balance a primera hora de la tarde, aunque volvieron después de comer para continuar la jornada ya que el tiempo perdonó. «Non hai moito coello e, se queremos recuperar o monte para que haxa caza, temos que esquecernos de ir ao monte para matar moitos animais», considera el vimiancés.

Algunos compañeros suyos se hicieron con ejemplares de liebre, faisán y perdiz. Tuvieron más suerte que en el sur de la comarca, por Fisterra, en donde el tiempo ya les obligó a muchos a quedarse en casa. «Choveunos de noite e case toda a mañá e estivo moi cerrado de néboa, así que moitos non chegamos a saír. A ver para a semana», apuntó Juan Pereira, responsable del tecor fisterrán.

Todavía tendrán unas cuantas semanas más por delante, ya que la temporada de caza menor se prolongará hasta el 6 de enero del próximo año. La que ya lleva unos meses en marcha es la mayor, que seguirá hasta el 27 de febrero. «O do xabaril si que o tiñan que ter máis controlado», reporta Manuel Díaz, del tecor Pondal de Ponteceso, aunque él hace tiempo que no practica caza mayor. «Hai xentiña que ten miles de euros en perdas e por Ponteceso chegaron a verse manadas de medio cento de animais», añade. Su jornada no fue del todo mala, con un balance de tres conejos capturados. «Houbo anos peores, eu creo que este ano houbo bastante auga para os bichos pequenos», apunta Manuel, que caza acompañado por otros cuatro cazadores.

«A moitos o que nos apaixona é o traballo cos cans, non vimos con afán de matar»

Varios de los cazadores consultados por este medio se mostraron preocupados por una posible desaparición de esta actividad que tanto disfrutan. Manuel Díaz, de Ponteceso, lleva 37 años practicándola y a día de hoy su hijo ya le acompaña en la cuadrilla. «E espero que, nun futuro, tamén veñan os netos», relata. «A quen máis nos interesa que haxa caza é aos cazadores, hai que controlala. Hai especies que son invasoras, como o xabaril, así que se [prohiben as batidas] imos ter un problema», añade. En su caso, se ciñe a animales de pequeño tamaño, aunque confiesa que le gusta ver el desempeño de los perros cuando siguen el rastro del jabalí. Y no es el único: «Eu onte non dei un tiro, pero os cans traballáronme ben. A moitos, coma min, o que nos apaixona é o traballo cos cans, non vimos ao monte con afán de matar». Son palabras de Rubén Chouciño, asociado en el tecor malpicán, que se mostraría muy favorable de la caza sin muerte. «Creo que, a estas alturas, ningún de nós vamos ao monte pola carne. Imos por estar cos compañeiros, desconectar do traballo e pasalo ben unhas horas. Hoxe eramos uns corenta durante a comida, todos coñecidos e compañeiros gozando dunha sobremesa».

En idénticos términos se expresa el vimiancés Juan Fermín Insua, que reivindica el papel de los cazadores en la recuperación del monte. Pero para eso, dice, «non se pode ir e acabar co que temos. Hai que olvidarse de matar moitos coellos, eses tempos xa pasaron. Imos, pasámolo ben, contamos uns contos e vemos traballar os cans, que é o máis bonito», puntualizó el aficionado en la tarde de ayer.