Poco conejo y exceso de jabalí: así llega la nueva temporada de caza a la Costa da Morte

Santiago Garrido Rial
s. g. rial CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

TECOR

Empezará el domingo, con malas perspectivas en los montes, muy cambiados

12 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El domingo comenzará la temporada de caza menor, que como siempre se solapa con la mayor, esta iniciada ya el 21 de agosto y que seguirá hasta el 27 de febrero. Como en las últimas temporadas, una y otra son como la noche y el día: hay exceso de jabalíes y malas perspectivas para conejos o perdices, a tenor de las opiniones recabadas de diversos socios o responsables de tecores (los antiguos cotos) de la zona. Los tecores suelen corresponder con el municipio, pero hay muchas excepciones, desde la Venatoria de Bergantiños, que tiene terrenos de A Laracha a Corme, hasta otros que son agrupaciones de parroquias, como en Soandres, Xesteda, Alcaián o en el litoral carballés.

El debate de por qué hay tan poca caza menor es repetitivo, y la falta de soluciones, también. José María Álvarez, presidente de la Federación Galega de Caza en A Coruña y antes toda una vida al frente del coto de Coristanco, lleva bastante con el tema. No hay una causa, dice, hay muchas. Las repoblaciones de conejo son frecuentes, pero a los animales les cuesta adaptarse a su nuevo hábitat: vienen de una alimentación, temperatura y ambiente y de repente se encuentran con otro muy diferente.

También ha cambiado el monte, y conejos de monte, de siempre, tampoco hay. «E non hai control de predadores», lamenta, aunque en otras Comunidades sí lo hay. Y es un factor más que acaba con los animales. Rapaces, cada vez más. Y las enfermedades, otro compañero habitual que mengua los hábitats. Cree que hay mucho que cambiar, empezando por la gestión del monte, en cada zona. Porque, en efecto, no todas pueden tratarse igual, hay muchas diferencias incluso en un mismo tecor. Eliseo Rodríguez, por ejemplo, veterano presidente de la de Razo, que incluye el área costera, dice que «conexos non hai non vai a haber coma hai 40 anos, claro». Y que no son amigos de los eucaliptos, sino del monte «de sempre». Con todo, frente al sentir general, señala que algunos sí están viendo, «aguantan». Su entorno se ha mantenido más o menos estable en los últimos tiempos.

Vedas en Baldaio, A Insua, Traba o los embalses de Cerceda

No se puede cazar en cualquier parte. Además de las zonas que obligatoriamente reservan cada temporada los 23 tecores que hay entre Bergantiños, Soneira, Fisterra y Cerceda, la resolución de la Consellería de Medio Ambiente que regula la temporada, las medidas de control de daños y los regímenes especiales por especie establece dónde en ningún caso se puede cazar ni entrenar perros o aves de cetrería. Son los siguientes:

Illas Sisargas. En toda su superficie.

Marismas de Baldaio. De Rebordelos a Santa Mariña (A Igrexa, Castrillón, Outeiro, Cambre y Arnados); de A Pedra do Sal a Rebordelos, y de Santa Mariña a Punta do Pazo. El presidente del tecor asegura que en esta zona se cobijan muchos jabalíes.

Ensenada de A Insua, en Ponteceso. De Balarés a Cospindo, carretera de Corme a Ponteceso y Buño, y la de Laxe, hasta Canduas. Por el Este, camino de la vía de Ponteceso a Buño, hasta el río Anllóns y Anllóns de Arriba, y por el Oeste, línea de Canduas, punta Padrón y Balarés.

Lagoa de Traba. Pista de Mórdomo a la carretera de Laxe-Carantoña, y de punta Arnado a O Cernado.

Embalse de Vilagudín. Afecta al límite con Cerceda, en Xesteda, pero también a los vecinos municipios de Tordoia y Ordes. Afecta al perímetro de la masa de agua dentro de los 200 metros del nivel de cota máxima del nivel de agua.

Embalse de Vilasenín. También afecta a Cerceda, además de a Cerceda. En este caso afecta al área incluida dentro de los cinco metros de la cota máxima del nivel de agua del embalse.

Batida en Vimianzo: tres ejemplares de más de 140 kilos

Ccaza menor hay poca, aunque también los cazadores han ido a menos, con escaso relevo generacional. Pero la mayor, «a tope», explica Eliseo Rodríguez.

Eso se ve en todas partes, especialmente donde abundan las praderas y el maíz. Y se cazan muchos. Cada tecor tiene un cupo en función de peticiones y superficie, y muchos de ellos este año han doblado esa cifra, que se puede ampliar cuando hay daños, y no es pocas veces. «O xabarín concéntrase no millo e preto das casas, onde hai xente. É curioso que hai por exemplo zonas de Ourense na que os cazadores do que se queixan é do contrario, de que alí non teñen», señala Álvarez.

No solo es que haya muchos, sino que se están cobrando piezas de gran tamaño y eso ya no era tan habitual. El caso más llamativo en lo que va de campaña (seguramente, llamativo en varios años) ocurrió este pasado sábado en Vimianzo, en la parroquia de Salto, en concreto en la zona cercana a la autovía.

La cuadrilla (ocho es lo mínimo, esa jornada fueron catorce), una de las cuatro que se van turnando en el tecor, abatió cuatro ejemplares machos, alguno además de edad avanzada. Y todos de más de 140 kilos. Si ya es raro lograr una pieza de ese peso, mucho más si son tres. Ángel, uno de los integrantes de ese grupo adscrito a Serramo, que preside Manuel Sanmartín Amigo (el responsable del tecor es Ricardo Lema), mostraba la sorpresa ante esa coincidencia. «Nunca vimos tantos xuntos, e tan bos», indica. El tecor pidió el año pasado 40 precintos para jabalíes (cada captura queda perfectamente registrada), cantidad repetida esta vez, que puede superarse si hay necesidad.

Otra en Coristanco

Curiosamente, también el sábado hubo una captura importante en Coristanco, a cargo de una cuadrilla de este tecor, denominada Monteiros do Refuxio, que actuó en la zona de la parroquia de Valenza. El jabalí abatido, al pesarlo, dio 138,2 kilos. «O maior en anos», explicó Diego España, uno de los integrantes del grupo. Como sus compañeros, señala que estos animales son muy abundantes, y en su caso han doblado sin problemas el cupo que tenían de años anteriores.

De jabalíes sabe que ha habido más capturas de gran tamaño en otros tecores de la comarca. Un contraste con lo que les espera desde el domingo en las especies menores: «Pouco, como o resto, en conexo e perdiz, o que queda do que se repoboa», indica. Eso sí, raposo de momento hay bastante (depende de las zonas), y corzo curiosamente se ve cada vez más. Hasta hace pocos años era casi una suerte no ya cazarlo, sino verlos, pero poco a poco se van extendiendo de este a oeste. En Coristanco y en Carballo sí hay constancia de su presencia, que es muy abundante en el área oriental de la provincia de Lugo desde hace muchos años.

¿Y liebre? Uno de los clásicos de los cazadores más veteranos. «Se non se cazase, habería, porque se ve», se lamenta José María Álvarez. Puede parecer una contradicción, pero no lo es: dos o tres años de carencia podrían servir para recuperar un poco sus poblaciones, que son más frecuentes en áreas de Castilla. E igual que el conejo de monte ya es casi especie rara, lo mismo pasa con la perdiz autóctona, que casi no se ve, con todos los matices que tiene caracterizar un territorio diverso de más de 1.500 kilómetros cuadrados de superficie. Y, sobre todo, con el cambio de época. «O tema é que cambiou todo», añade, y muchos análisis se realizan en función de un pasado que no volverá.

Curiosamente, lo que apenas cambia es el bajo número de denuncias por daños de jabalí, lo que provoca que toda la comarca esté fuera de la caza libre de jabalíes, pese a su abundancia. Pero sin registros es difícil.