«O primeiro boteiro que houbo foi meu bisavó, e resulta que agora estou eu»

La Voz

CARBALLO

09 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Pablo Blanco es ahora botero, una especie de taxista del mar que se encarga de trasladar a las tripulaciones en el muelle, evitando así tener que moverse en pequeñas lanchas, y sin molestias ni trabajos. Un oficio viejo, más habitual cuando las flotas eran muy superiores, pero que sigue siendo necesario. Él lo ha heredado (comprado) del anterior titular, y de momento mantiene el nombre de la embarcación de unos siete metros, Gundín, muy estable y robusta. Lo curioso del caso es que se enteró no hace mucho de que el oficio le viene de familia. «O primeiro boteiro que houbo aquí, ou polo menos que se sabe, fora un bisavó meu, e agora resulta que o último son eu. Bisavó, ou mesmo tataravó. Cando se retirara, deixáralle a praza a dous ou tres, e foi pasando ao pai do anterior a min. Naqueles anos, os boteiros tiñan ata tres homes con eles».

Además de los traslados y de echar la caña alguna vez para recordar los no tan viejos tiempos, Pol se encarga de transportar a quien lo desee a las Sisargas, un turismo marinero en auge que funciona todo el año. No es solo trasladar a los clientes a la isla, dejarlos y regresar a por ellos. «A min gústame, e a eles tamén, facer máis cousas. Vou coa xente, explícolles o que ven, as canles entre illas, as pedras, os nomes delas, as marcas da terra, os paxaros... E se queren, tamén unha visita guiada na Sisarga Grande». En Malpica es fácil de localizar, otros guardan el contacto de un viaje anterior, en otros funciona muy bien el boca a boca... «A xente é moi agradecida», afirma. A todos los avisa del tiempo: si es malo, no se sale. También le gustaría hacer el seguimiento de un barco pesquero, pero tiempo al tiempo.