Adiós al bar O Zapateiro de Rus, en Carballo, tras más de 60 años de actividad

Santiago Garrido Rial
s. g. rial CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

BASILIO BELLO

La falta de relevo generacional obligó a echar el cierre a uno de las tabernas más veteranas de la zona

08 ago 2021 . Actualizado a las 12:40 h.

El bar O Zapateiro de Rus cumplió 62 años de actividad ininterrumpida el pasado mes de abril, pero ya no celebrará más. Hace poco más de un mes, el 30 de junio, echaba el cierre a su larga historia en la vida social de la parroquia carballesa, muy intensa, por esta en una carretera de tráfico relativamente intenso para una zona rural (entre A Canosa y A Alta, en el lugar de Millarade), y por situarse a muy pocos metros de la iglesia. Además, Rus resiste mejor que otros lugares el descenso poblacional, aunque por supuesto también le afecta. Lo que no resiste es la baja de tabernas: muy cerca tuvo otras dos que también desaparecieron, y en A Canosa resiste una mítica, A de Lino, que más que un bar es un monumento histórico al comercio de proximidad, de esos lugares que casi no quedan donde se puede, o se podía, comprar de todo todos los días de la semana. Y también más veterano que O Zapateiro.

ZAPATEIRO

Pero 62 anos es una cifra muy respetable. Todo empezó con el matrimonio formado por Jesús José Pombo Rodríguez y Celia Álvarez Collazo, que continuó su hija Pilar Pombo Álvarez. La historia la contó esta semana su nieta, Ana Isabel Pombo, en Radio Voz, recordando que a su abuelo, zapatero, le surgió la oportunidad de abrir el negocio cuando cerró otro muy próximo. Pese a que la mujer optaba por una paquetería, finalmente ganó el marido, con su trabajo anterior ya como marca perpetua, y así hasta junio. Al principio, el producto era más amplio, ya que se podía adquirir desde abonos hasta piensos, además de beber o comer. Fueron muchos los trabajadores que acudían a diario en una época en la que trabajaban en la construcción de carreteras por la zona. Varios de ellos se quedaron en Carballo, formando familias con apellidos hasta entonces foráneos. Poco a foco se fue convirtiendo en el bar conocido por las generaciones más jóvenes. Fácil de localizar, aunque ahora lo va a ser menos para los despistados, ya que ha empezado la reforma del local y el cartel ya ha desaparecido.

Lo que no se borrará en la memoria serán los incontables torneos de tute que se celebraron en su interior, o aquel golpe de suerte, en diciembre del 2010, cuando tocaron varios cupones de la ONCE, que igualmente llegó a Ardaña y a Erbecedo. Cinco de los doce compradores de quince cupones en ese bar (en la zona se repartieron 52 boletos) posaron entonces, obviamente muy felices, para la cámara, un sábado muy frío cuando ya anochecía.

O Zapateiro no tendrá recambio. Ni con la nieta, pese a la insistencia materna, ni con otra gente alquilada. Los abrazos emocionados de los clientes más veteranos, ese día 30, fueron los últimos del bar.