Cierra la histórica A Ledicia: 40 años de escuela infantil, con 4.000 niños

Santiago Garrido Rial
S. G. Rial CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

ANA GARCÍA

La  guardería privada fue la primera de la Costa da Morte. El día 30 cesará en su actividad

10 jun 2021 . Actualizado a las 09:21 h.

A Ledicia, para muchos aún guardería, aunque desde hace mucho escuela infantil, cierra. Y lo hace tras cuarenta años de actividad ininterrumpida en su local de la avenida Bergantiños, en el barrio de O Chorís, en el que nació cuando ya estaban activos el instituto o el Fogar. Pocos edificios había entonces en el entorno: uno de ellos era el bar de Maruja, a pocos metros, punto de encuentro habitual de los alumnos del Alfredo Brañas en los años 80.

En esa calle decidió José Suárez Cambón, un profesor de EGB, inaugurar A Ledicia. Fue toda una revolución, por ser la primera de la Costa da Morte, tanto privada (tardaría mucho en llegar otra) como pública (también fueron posteriores las de Corcubión o Cerceda, también de las pioneras puestas en marcha por los respectivos concellos).

Desde entonces, todo ha cambiado. Nacieron los ciclos de infantil y proliferaron las escuelas para menores de tres años, en Carballo y en el resto de la comarca, pero A Ledicia siempre estuvo ahí, y no solo en el edificio, sino en la furgoneta con la que primero Pepe, y después sus hijas Adriana o Maruxa, llevaban y traían a los pequeños por la calles de Carballo. Muchos pequeños, porque por esta escuela han pasado en torno a cuatro mil niñas y niños en estos cuatro decenios, atendidos en todo ese tiempo por algo más de cuarenta personas. Tanta gente y tanto tiempo que en la actualidad ya es habitual que entre los matriculados haya hijos de antiguos alumnos, explica Maruxa Suárez Cotelo. Y la matrícula sigue siendo muy elevada. Entonces, ¿a qué se debe el cambio? Que se producirá, de manera efectiva, el día 30 de este mes, así que no queda nada.

Han confluido una serie de motivos. Y no de un día para otro, porque los padres ya están avisados desde febrero, así que no va a pillar a nadie por sorpresa. En todos los casos han ido encontrando acomodo en otros centros, tanto actuales como alguno que va a abrir. De hecho, esa es una de las condiciones para permitir el cierre. Es, digamos, una transición tranquila y anunciada.

Entre esos numerosos motivos destaca que se jubila Encarna, la mujer de Pepe (él lo hizo en el 2015), y para pasar la escuela a la siguiente generación la normativa obliga a ciertos cambios: cambiar la accesibilidad, los ventanales, y otras cuestiones técnicas. Y tal y como está todo, eso es muy complejo, además de necesitar una enorme inversión. Las dos hijas también tienen hijos y quieren dedicarles más tiempo, algo que no sobra en la actual ocupación, que requiere de jornadas laborales maratonianas. Fue como una espoleta: ambas buscaron y encontraron ocupación de lo suyo, así que seguirán trabajando, pero ya con otro ritmo y otro horario. El confinamiento ayudó mucho a reflexionar y a emprender nuevos caminos, con todo lo que eso supone a nivel personal y profesional.

Maruxa quiere hacer una mención especial al equipo que trabajó en A Ledicia durante tantos años, «parte moi importante» a la que agradece su trabajo. Y también a las centenares de familias que han confiado en A Ledicia durante tanto tiempo. En la actualidad, con una campaña escasa de captación sabiendo que el cierre era definitivo, tienen unos 90 alumnos. Por tanto, el día 30 quedará atrás un centro pionero incluso a la hora de rotular en gallego, cuando algunos, al registrarlo, lo confundían con «La Delicia». Y hasta hoy.