«O meu maior medo é contaxiarme de covid e ter que dar a luz soa»

Marta López CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

ANA GARCÍA

Una dulce espera, con dudas e inquietudes por la crisis del coronavirus. Tres embarazadas de la Costa da Morte comparten sus impresiones sobre la maternidad

02 may 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

¿Cómo prepararse para ser madre? Las que ya lo han sido dirán que no hay manera posible de anticiparse a ese carrusel de emociones, y las que están en vísperas disfrutan de una dulce espera parcialmente agriada por el covid. Menos consultas presenciales, menos acompañamiento por parte de las parejas, más sororidad, más grupos de Whatsapp para consultar dudas y el principal miedo, «dar positivo en coronavirus e ter que dar a luz soa», como confiesa la vimiancesa Noelia Suárez Gerpe. Hoy, Día de la Madre, lo es también para quienes esperan para sostener en brazos a un nuevo ser humano. Así lo cuentan tres embarazadas de la Costa da Morte.

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A Iris Pasantes Tedín le quedan solo tres semanas. Tiene 31 años, es de Carantoña y tiene ya un pequeño que el mes que viene cumplirá dos años. Para ella, la maternidad fue «totalmente distinta» a lo que tenía en mente, de hecho cree que la información que se les da sobre lo que deben esperarse una vez superado el parto es más bien «escasa». «Pensas que vas ter un bonequiño, pero para nada é así», sostiene la vimiancesa: «Eu ata pensaba en ir á praia e todo, pero os primeiros catro meses foron difíciles». No obstante, lo bueno pesa siempre más que lo malo y de ahí que se hayan animado a buscar el segundo. La segunda, en este caso, la pequeña Claudia.

El seguimiento del primer embarazo lo hizo en Suiza y no se vino para Galicia hasta los siete meses, pero tanto en uno como en otro optó por combinar la sanidad pública con la privada, al igual que su vecina, Noelia Suárez Gerpe, de 30 años. Fue «total casualidade» que coincidiesen ambas en este proceso, confiesa, aunque para ella será su primera experiencia. «Estouno levando moi ben e con esta situación teño máis tempo para dedicalo a min mesma», dice Noelia, que es educadora.

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Está acostumbrada a tratar con niños, aunque reconoce que son dos facetas muy diferentes y que hasta ahora, al acabar su jornada, «ía para a casa e esquecíame». Una vez dé a luz, en más o menos ocho semanas, será bien distinto. Asegura estar tranquila de cara al gran día, aunque con miedo a que el covid empañe un momento que se supone debe ser muy especial, tanto para ella como para su pareja.

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Y sobre la participación de las parejas habló también la muxiana Olalla Benlloch Lema, lamentando que las precauciones sanitarias les hagan perderse algunas cosas «que non volven», como el momento en el que supo el sexo de su segundo retoño: una niña. «O pai non puido asistir ás primeiras ecografías, que son momentos moi emocionantes. Ao final o neno é dos dous, non só noso, e ambos queremos participar desas pequenas cousas. Aínda que lle saques unha foto e lla ensines, non é o mesmo», relata esta vecina de Quintáns. Si la situación sanitaria no empeora, a partir de ahora (está de 30 semanas) podrá entrar con acompañante a las revisiones.

Sobre la calidad -o cantidad- de la atención médica, asegura que no ha notado diferencias entre el primer o el segundo embarazo, llevado enteramente en tiempos de covid. «Toda información é pouca e sempre se precisa máis tempo para solucionar as dúbidas, que son moitas, así que as consultas fanse curtas sempre», dice. En su caso, el aspecto que más le costó en su estreno en la maternidad fue la lactancia. «Atopeime un pouco desamparada ao principio, ata que me acostumei, con moitas dúbidas e con información que me faltaba», relata Olalla.

Las tres, reunidas ayer ante el Castelo de Vimianzo, coincidieron en que los abuelos son la principal baza para la conciliación, especialmente las abuelas, antes también madres y fuentes de sabiduría. «Sen eles, probablemente non me tería animado a ter o segundo tan pronto», resume Olalla.