Carmen Pose, de A Torre de Laxe: «Na miña vida tiven unha Semana Santa coma esta, todo a tope»

Marta López CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

ANA GARCIA

La falta de bodas lacró un año que fue salvado por las buenas cifras en alojamientos, indica la responsable del establecimiento laxense

30 mar 2022 . Actualizado a las 22:50 h.

No es un hotel, ni una casa rural, ni unas cabañitas, ni un salón de bodas. A Torre de Laxe lo es todo, y es esa polivalencia lo que le ha valido convertirse en uno de los establecimientos más populares de la Costa da Morte.

Después de varios meses con páginas y páginas en blanco en el planning de reservas, la acogida desde febrero ha sido bastante buena, aunque nada comparado a esta Semana Santa. «Na miña vida vin unha coma esta», señala la responsable, Carmen Pose: «Sempre enchíamos os días festivos, pero o resto da semana era testimonial. Este ano, sen embargo, está sendo unha pasada. Hoxe [por ayer, lunes] temos 15 habitacións completas, de 20».

Ha mudado mucho el tipo de cliente, como es sabido, y ahora predomina el perfil de visitante gallego, pero Carmen también percibe un cambio de actitud: «Os turistas de proximidade eran sempre os máis críticos, difíciles de satisfacer, pero agora todo o mundo marcha moito máis agradecido», indica.

El auge del «glamping»

Quienes se van como nuevos son los que prueban las cabañas. Es una experiencia, describe Carmen, «case curativa». «Proporcionan unha paz tremenda, sen ruídos, coa calidez da madeira e do piar dos paxariños, coa relaxación do jacuzzi...», y con la sensación de estar pagando por puro «benestar», algo muy valorado en los últimos meses, al igual que la privacidad de contar con un espacio propio sin entrar en contacto en ningún momento con los demás huéspedes.

A estas alturas del año los principales usuarios de este tipo de alojamientos son parejas jóvenes que quieren darse un capricho en forma de experiencia, pero más adelante llegan huéspedes con mayor poder adquisitivo que se quedan una o dos semanas, con el desembolso que supone.

Sobre la proliferación de establecimientos de este tipo, Carmen tiene claro que se trata de «unha moda», del mismo modo que hubo tiempos en los que lo que se estilaba era montar «un bar ou un taller de costura». Cree que, al final, se quedarán quienes ofrezcan una mayor calidad. «Moita xente non sabe a inversión que require poñer isto a andar, por iso poucos proxectos saen adiante dos moitos que se inician», indica la empresaria.

Y si existe un factor que pueda cuantificar el éxito del «glamping» es la gran cantidad de bonos regalo que, sobre todo en Navidad, han vendido desde A Torre. «Hai pouco viñeron uns recén casados aos que lles regalaran un destes bonos e marcharon encantados, non só con ganas de repetir eles, senón coa idea de agasallar a outra xente con estes vales», reseña la responsable.

Bodas con prueba covid

Eran muchas las historias de amor que veían selladas en sus instalaciones, en donde también acogían bodas. El año pasado, de 25, les quedaron dos, y fueron muy pequeñas. «Perdemos moitos cartos, a ver se este ano podemos volver á normalidade», indica Carmen, que tiene una pareja que ya ha pospuesto hasta en cuatro ocasiones.

Aun así, sigue habiendo valientes que están ahora fijando fecha para sus enlaces. En A Torre ya han cerrado alguno para finales de verano, septiembre o noviembre, con la esperanza de que la vacunación devuelva algo de normalidad. Incluso hay novios que se plantean seguir la estela del macroconcierto celebrado este fin de semana en el Palau Sant Jordi y costear pruebas de covid para sus invitados. Supondría un desembolso importante, pero se ganaría en seguridad y en hacer su día un poco más especial, suprimiendo las distancias, por ejemplo.