El ocio nocturno de la Costa da Morte, tras un año de cierre: «O noso é o sector máis esquecido e denostado»

Patricia Blanco
patricia blanco CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

La discoteca Pazos de A Laracha, cerrada, como el resto del ocio nocturno
La discoteca Pazos de A Laracha, cerrada, como el resto del ocio nocturno ANA GARCIA

LUCHA CONTRA EL CORONAVIRUS | «Ser optimistas é o único que nos queda», dicen profesionales del ramo

13 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Olvidados, sin ayudas o un plan concreto, sin información y sin poder trabajar. Así se sienten profesionales del ocio nocturno en la Costa da Morte, un sector que, salvo un brevísimo paréntesis en verano, acumula ya un año de cierre. En agosto volvieron a bajar la persiana y desde entonces, nada más. Nadie esperaba que la pandemia se alargarse tanto, como sopesa Manuel Pazos, desde la discoteca Pazos larachesa. Él estima que, a medida que avance la vacunación y, tal vez allá para después de verano, se levante el toque de queda y se les deje volver a abrir: «Pero estou falando por falar, porque para nós non hai noticias». Se pregunta en qué condiciones retomarían su actividad: «Para que ir a unha discoteca, por exemplo, se vai haber que estar sentado, se non se pode bailar?».

Pazos se dedicaba, asimismo, al sector de las bodas, parado, como muchos otros. «Tamén me dedicaba a outras cousas, como a carpintería de espectáculos, na que sempre hai algo de mantemento. Estes meses estiven traballando a un 15 % do normal e tirando de aforros, porque unha discoteca son moitos gastos fixos. Un seguro anual, auga cada tres meses, lixo unha vez ao ano e luz cada mes. A luz págala segundo tes contratado, e non é o mesmo para unha discoteca que para un piso», recalca. El local, al menos, es propiedad. Pone el foco en que se arrastra a otros sectores y cree que, detrás de esa falta de atención que muchos critican, se encuentre quizás el hecho de que, actualmente, son pocos los negocios de este ramo: «Non son os 90 nin os comezos do 2000. Agora somos catro, aínda que a nosa discoteca estaba funcionando moi ben, a base de orquestras, ceas-baile, festas dos 80... Custounos moito traballo, e imos volver a intentar facelo», apunta. «Ser optimistas é o único que nos queda. Penso que a xente, unha vez acabe todo isto, quererá volver bailar e pasalo ben», apunta. Incide en que el 90 % de la gente «cumpre» con las medidas.

También Fernando Paredes, al frente del bar y sala de conciertos A Ventana, en Laxe, incide en que el público de estas citas culturales es muy respetuoso. Blues, rock o jazz han dejado de sonar en su local: «Parece que ao ser de noite e concertos, xa se presupón máis risco ca tomando un vermú a mediodía». El ocio nocturno representaba una parte muy importante de su facturación y, de hecho, aunque podría abrir de día con los límites de aforo marcados para la hostelería, no lo ha hecho: «Teño o local pechado. Non me compensa». Siente que son el sector «máis esquecido e denostado»: «Estamos desprotexidos e abandonados, non hai plan para nós». Consideran que han quedado al margen del plan de rescate para la hostelería impulsado a raíz del impacto de la pandemia de coronavirus en su actividad. 

Irene Casás está al frente de Goat y American Dreams, en Carballo
Irene Casás está al frente de Goat y American Dreams, en Carballo Ana Garcia

«Non se nos menciona nos apartados de axudas e tampouco hai un plan para nós»

«Un pouquiño non. Estamos moi esquecidos», incide Irene Casás, responsable de dos negocios de ocio nocturno en Carballo, el American Dreams y el Goat. También gestionaba Al Lío, ya cerrado, por circunstancias ajenas a la pandemia. «O ocio nocturno está en confinamento», abunda Casás, integrada en la plataforma Galicia de noite, que persigue un rescate para el sector. Casás dice que sobre la mesa no se ha puesto ninguna solución para ellos y que las reuniones que inicialmente se mantenían con la Xunta parecen haber caído en el olvido: «Non se nos menciona en ningún apartado de axudas».

En todo un año solo han podido trabajar, recuerda, cuatro fines de semana, en julio. Llegan a entender que, con esta situación sanitaria, no puedan estar abiertos, pero lo que demandan de la Administración es un plan de actuación, algo que les permita afrontar gastos básicos y, sobre todo, un poco de previsión e información para no meterse en nuevas inversiones o, en definitiva, para saber qué hacer con sus locales, «que son pequenas empresas». Estos meses los han llevado «mal, preocupados»: «Cos propietarios dos locais sei que non teño problemas, pero o único ingreso que teño é un cese de actividade irrisorio, cando ademais se segue pagando autónomos». En el caso del American Dreams pudo acceder a una ayuda de 2.500 euros para alquiler: «Está ben, claro que si, pero que supón para un local que leva un ano pechado?».

Con el Goat no tuvo opción, y al hilo de esto anima a leer la letra pequeña de las ayudas: «O Goat abrino a finais do 2019 e como non tiña facturación do ano completo, porque nin estaba aberto, xa non puiden acceder a esa axuda». Asegura que no ha recurrido a créditos, como los ICO, pero que otros compañeros no han tenido más remedio: «É endebedarse sen paracaídas, porque nin temos previsión de cando poderemos empezar a facturar». Casás llegó a tener 35 trabajadores: «Agora mesmo, ningún. No primeiro peche, mandei moita xente ao ERTE. En xullo recuperei aos que precisaba e a finais do 2020 a xente foise indo». No solo siente falta de apoyo para su sector a nivel estatal o autonómico, también a nivel municipal: «É verdade que somos poucos, pero os que eramos estabamos funcionando ben». Y desean volver.