La narcolancha varada en Corcubión sufrió un accidente en alta mar

Antonio Longueira Vidal
Toni longueira CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

Los dos motores de la planeadora cuestan alrededor de 70.000 euros

23 feb 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Diez y media de la mañana del viernes. Un particular alertó al 112 de la presencia de una planeadora, de más de diez metros de eslora y con la quilla al sol, golpeando contra las rocas en las inmediaciones del Cabo Cee, en el término municipal de Corcubión.

Se trata de una embarcación fabricada en fibra que combinaba el color blanco y el gris militar, tipo camuflaje. En el momento del varamiento portaba dos motores, con la carcasa de color negro, en la popa, de 300 caballos cada uno. El precio de cada uno, según apuntó un testigo, ronda los 36.000 euros. «Y en el mercado negro portugués se puede conseguir por 24.000-30.000 euros. Eso sí, sin bastidor, ni número de serie», dijo.

El oleaje, los vientos del sur y las corrientes empujaron lo que queda de la lancha a la zona conocida por A Boleira. Uno de los propulsores quedó en el mar, cerca de donde varó la lancha, y el otro, en las piedras. Lo que sí se volatizaron como por arte de magia fueron las baterías.

«¿Por qué son tan importantes los motores, aunque queden destrozados? Sobre todo, para determinar la procedencia tanto del propulsor como de la embarcación. Y si no tiene número de bastidor, para analizar su posible procedencia en el mercado negro. Y segundo, porque se pueden despiezar y vender como chatarra: «Cada motor pesa entre 300 y 400 kilos. A 1,30 euros el kilo, son 500 euros de ganancia por cada motor», apuntó un experto conocedor del funcionamiento de estos propulsores.

Cada motor de estas características consume entre 50 y 60 litros de combustible a la hora y puede facilitar que la narcolancha alcance los 60 nudos (120 kilómetros por hora). Más motores no implica más velocidad, «pero sí más potencia, que es lo que le requieren una embarcación de estas características cuando va cargada de droga».

Las primeras informaciones apuntan a que la malograda narcolancha se encontraba ya en el punto de mira de la Guardia Civil, el Servicio de Vigilancia Aduanera y la Policía Nacional. Por separado, eso sí, pero todos seguían su estela. Sobre todo Aduanas, a través de una de sus patrulleras en la base de Muros, que unas 12 horas antes del varamiento, es decir, el jueves, estableció contacto visual con la planeadora para iniciar un seguimiento desde la distancia y sin levantar sospechas.

Lo siguiente, entre la noche y el mal tiempo, fue perder su rastro para, horas después, aparecer ya con la quilla al sol en la costa de Corcubión. Las diferentes inspecciones oculares realizadas durante el pasado fin de semana en el lugar donde apareció descartaron, hasta el momento, la presencia de fardos o de personas, vivas o muertas, en el entorno. Lo siguiente será retirar lo poco que queda del casco destrozado de la zona para su análisis.

Lo normal en estos casos incluye la toma de muestras para buscar huellas dactilares. Luego, se cotejan con las bases de datos para saber si coincide y tener un perfil de un posible sospechoso, o sospechosos.

Por Pontevedra

Algunas fuentes incluso han ubicado a esta lancha surcando aguas de la provincia de Pontevedra horas antes del varamiento. Según transcurren los días, las hipótesis de un accidente en alta mar cobran más fuerza: «Si se fija bien, la quilla está intacta cuando la lancha llegó a tierra. Eso quiere decir que ya quedó con la quilla al sol antes de golpear contra las rocas», apuntó un experto en emergencias marítimas. Según él, «algo no salió bien en alta mar». Y argumentó: «Con olas de ocho y nueve metros junto al corredor de Fisterra es muy complicado abarloar a un buque nodriza. O bien, no llegó a producirse la descarga, o si la hubo, o bien se perdió en alta mar o a la tripulación le dio tiempo a realizar el trasvase de la mercancía a otra lancha que la siguiera». Este experto del mar de la Costa da Morte apuntó que el corredor fisterrán se sitúa a 22-24 millas de tierra para los mercantes y a 36 para los que llevan productos tóxicos. Las fuerzas de seguridad tratan de averiguar qué sucedió entre el avistamiento del jueves por la tarde y el varamiento descubierto a primera hora de la mañana del viernes.