El alcalde de Muxía reabre el expediente para que dos pilas de Meirás regresen a Moraime

Xosé Ameixeiras
x. ameixeiras CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

Celso Alcaina lleva decenios luchando por la devolución
Celso Alcaina lleva decenios luchando por la devolución XESUS BUA

Fueron llevadas en 1960 pese a que el Arzobispado de Santiago no llegó a dar la autorización pertinente

10 dic 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Iago Toba, alcalde de Muxía, informó ayer de que ha dado orden de reabrir el expediente para recuperar las dos pilas bautismales originales de la iglesia románica de Moraime que en 1960 fueron trasladadas sin autorización del arzobispado al Pazo de Meirás. Estos dos elementos del templo forman parte del inventario de bienes del edificio recuperado para el Estado por una resolución judicial.

El regidor muxián manifestó al respecto: «Muxía vai estar aí para reclamar o que é noso». Toba considera que las dos pilastras deben retornar a iglesia de Moraime y constituir un atractivo más del templo y del municipio. Recuerda que, hace diez años, el Concello remitió un escrito a la Xunta para solicitar la entrega de estos dos elementos ornamentales. Cree hay que hacer las gestiones para que cuando se resuelva el proceso judicial de forma definitiva se entreguen los bienes del Pazo de Meirás a sus correspondientes dueños.

Quien denunció el traslado de los dos recipientes de granito a la residencia veraniega de Franco fue el teólogo, jurista, profesor y escritor Celso Alcaina Canosa, natural de Moraime. El 3 de septiembre de 1980, el notario de Vimianzo de aquel entonces, José María Rueda Pérez, levantó un acta en la que el sacerdote José Barrientos Carnés, nacido en 1900, hacía constar que en la iglesia de la que era párroco había «dos pilones de granito, uno estriado» y el otro liso, que contenía agua bendita. Tenían un diámetro aproximado de un metro. Al parecer, el de uno de ellos es de 90 centímetros, y el otro, de 80. Ambos estuvieron dentro del templo desde el principio hasta 1945. Los dos figuraban, según la misma acta, en el libro de inventario de la parroquia el 17 de enero de 1920, donde constaban «dos pilones de piedra a la entrada de la iglesia para tomar agua bendita». El 21 de febrero de 1936 había otra inscripción con una referencia similar.

Fue por 1945 y con el ánimo de sustituirlas por otras de mármol «más modernas», cuando las dos piezas históricas fueron retiradas para el atrio. En una visita que Carmen Polo realizó a Muxía paró en el viejo monasterio y las vio. Se encaprichó con ellas y le dijo al párroco, Jesús Barrientos, que solicitarse permiso para llevarlas al Pazo de Meirás. Sin embargo, no llegó a realizarse la gestión. Al día siguiente llegó un camión y unos obreros, las cargaron y se las llevaron. «Apareció en la parroquia un camión, cuyos ocupantes manifestaron que venían por encargo de la aludida señora para llevarlas», declaraba el cura Jesús Barrientos ante notario en 1980.

Al ponerse en contacto posteriormente con el Arzobispado, el cura recibió la reprimenda del vicario de aquel tiempo, Benito Espiño Arceo, pero decidieron que, «a pesar de la oposición a la concesión del permiso, si este hubiera sido solicitado oportunamente, no reclamar en aquel momento las pilas, dada la identidad de la persona que las había tomado y su especial posición».

Celso Alcaina apuntaba ayer desde Madrid que él fue bautizado en una de esos recipientes que fueron llevados para el pazo de Sada. Ya no quedan muchos más, dijo, aunque apunta entre ellos al actual párroco muxián, Manuel Liñeiro, quien, efectivamente, cree que pudo haberse bautizado en una de las dos pilas que ahora están en Meirás. El sacerdote, que nació en 1929, recuerda, aunque no el año, que fueron retiradas para el exterior de la iglesia.

Celso Alcaina, que acompañó aquel 3 de septiembre de 1980 a Jesús Barrientos -que tenía 80 años en ese momento-, al notario a Vimianzo, explica que él recuerda perfectamente las dos piezas. Y también las vio en el Pazo de Meirás, haciendo de maceteros en el jardín exterior.

Con respecto a la decisión del alcalde de reabrir el expediente promovido ya hace unos diez años por el consistorio, comentó que le parece bien. «Nosotros no renunciamos al derecho de ese elemento y está bien que lo hagan para que se tenga en cuenta todo ello en el preciso momento de que sea posible la devolución». No obstante, también cree que ahora es el momento de que se deje transcurrir el proceso judicial en marcha para que los bienes sean puestos a disposición de Estado.

En cualquier caso asegura con respecto a las dos piezas que «no hay confusión». Están en el jardín y es complicado moverlas, por su peso, tanto el histórico como el real.