Justo al lado, en Coristanco, casi todas las parroquias se reparten entre dos curas. Uno de ellos llegó hace algo más de dos años: Silvio Akpone, de Benín, en África. Está al frente de Castro, Cereo, Verdes, Valenza, San Paio y San Xusto, aunque cuando llegó también le asignaron Corcoesto, en Cabana. Sustituyó a un colombiano, Leonel Guauque, y fue el segundo africano con parroquias fijas en la historia religiosa de la Costa da Morte. El primero es conocido de sobra, y cada vez más: Desiré Koakou Tenoh. Ya acumula mucha experiencia en la comarca. Estuvo casi ocho años en parroquias de Mazaricos (Alborés y Os Baos) y Zas (Brandomil, Brandoñas, Muíño), y en el 2013 fue designado cura de Brens y A Ameixenda, en Cee. Con los años ha ido sumando Buxantes, en Dumbría, además de Cee, Toba, Corcubión y Redonda. Trabajo, como a tantos de sus compañeros, no le falta. Él es un buen ejemplo de ir venciendo reticencias (solo en algunas partes), pero también de ver como los vecinos de Muíño casi se manifiestan para que no se fuese.
De parte de sus anteriores destinos se hizo cargo hace unos años (febrero del 2017) Carlos Javier Flórez Espinosa, de Nueva Pamplona, en Colombia. Lleva las parroquias de Baíñas, Brandomil, Brandoñas y Muíño.