Un poco de optimismo frente a la incertidumbre de la pandemia

josé ángel nicolás ávila

CARBALLO

.

EN PRIMERA PERSONA | Escribe José Ángel Nicolás Ávila: «Lo mejor que podemos hacer es avanzar por el camino que más nos apetezca recorrer»

31 dic 2021 . Actualizado a las 14:28 h.

Los últimos meses nos han traído una avalancha de incertezas que amenazan todos nuestros planes, actuales y futuros, causándonos mucho estrés por la falta de control en esta nueva situación. Con la diversidad que caracteriza a la especie humana, hemos visto cómo la gente ha reaccionado ante esta nueva realidad de múltiples formas: miedo, negación, rabia, indiferencia, etcétera. Pero también hay gente optimista que ha sido capaz de encontrar en esta pandemia la motivación necesaria para introducir cambios en sus vidas. Aunque la situación causada por el coronavirus sea inédita para nuestra sociedad, todos hemos vivido con anterioridad otros momentos que han marcado nuestras vidas. La elección de un camino, ya sea profesional, amoroso o de otra índole, es algo para lo que no existen manuales ni el éxito asegurado. Nadie tiene el don de predecir el futuro y lo que funcionó para otros probablemente no se ajuste a su realidad. Lo único que podemos hacer en estos casos es seguir nuestro instinto y transitar la senda que nos hemos fijado sin miedo al fracaso.

En mi caso, una de estas encrucijadas se presentó durante el verano de 2008. Tenía 17 años y, al igual que muchos otros jóvenes, estaba decidiendo en qué carrera me iba a matricular. Durante años me había fijado el objetivo de entrar en Medicina, carrera que presumiblemente me aseguraría una buena situación económica. Así pues, a la hora de establecer mis preferencias solicité el ingreso a Medicina (valor seguro) y Biología (la asignatura que más me había interesado durante el instituto) y me dispuse a disfrutar de la playa. Al final del verano se publicaron las listas de acceso a la Universidad y fui aceptado en Medicina por distintas universidades españolas, pero no por la USC (mi preferencia inicial). Me quedé en la lista de espera por unas décimas y me matriculé en Biología esperando poder cambiarme cuando se abriera el segundo plazo de matriculación.

Fue entonces cuando asistí a la charla de inauguración del curso 2008-2009 en la Facultad de Biología de la USC y lo que escuché me marcó para siempre: «Biología es una carrera maravillosa. Aquí vais a adquirir unos conocimientos que os ayudarán comprender el funcionamiento de la vida y os permitirán ver el mundo desde una perspectiva totalmente diferente». Para alguien como yo, que de pequeño había torturado a mis padres obligándoles a leerme una y otra vez los cuentos infantiles de El porqué de las cosas, esa frase me hizo sentir que estaba en el lugar adecuado. Finalmente, y tras largas charlas con ellos intentando convencerles de que no me había vuelto loco, renuncié a matricularme en Medicina y continué mis estudios en Biología. A partir de ahí se sucedieron muchos eventos importantes en mi vida. En Biología conocí a mi actual pareja, conseguí terminar la carrera con mención de honor y fui reclutado por el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), en Madrid, donde trabajo como científico desde el 2013. Echando la vista atrás, me cuesta creer que hubiera sido tan afortunado de haber seguido con mi plan inicial.

Pese al covid-19 y a residir en una de las ciudades donde esta enfermedad ha causado más estragos, el 2020 ha sido especialmente bueno para mí en lo laboral y lo personal. En este año he obtenido mi título de doctor, he publicado 5 artículos de investigación en algunas de las revistas internacionales con mayor impacto, e incluso he sacado tiempo para grabar un disco con mi banda de rock (Vegan Wolves), que verá la luz próximamente.

Como decía John Lennon en su canción Beautiful Boy: «La vida es aquello que te sucede mientras estás ocupado haciendo otros planes». Es imposible saber lo que la vida tiene guardado para nosotros, así que lo mejor que podemos hacer es avanzar con convicción por el camino que más nos apetezca recorrer. Y no se confundan, ¡no estoy hablando del destino! Pese a haberme mudado a Madrid para terminar viviendo al lado de Plaza Carballo, yo no creo en esas cosas. Hablo de fijarnos metas, sortear obstáculos y realizar acciones que nos acerquen más al futuro que deseamos.

Es cierto que el covid-19 ha puesto nuestro mundo patas arriba pero, dado que el coronavirus va a quedarse con nosotros bastante tiempo, no podemos asumir esta situación como un punto muerto en nuestras vidas. Este es un momento tan bueno (o tan malo) como cualquier otro para trabajar en aquellos proyectos personales que queramos desarrollar, siempre respetando y colaborando con las medidas necesarias para minimizar el impacto social y económico de esta enfermedad.

DNI. José Ángel Nicolás Ávila. Carballo (1990). Investigador en el Centro Nacional de Investigaciones cardiovasculares (CNIC). Estudió Biología en la Universidade de Santiago, y es doctor en Biociencias Moleculares por la Universidad Autónoma de Madrid.