«Son días tristes, os muxiáns este ano parece que estamos de loito»

Patricia Blanco
Patricia Blanco CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

Así estaba ayer el entorno del santuario, lejos de lo que sería normal estas fechas
Así estaba ayer el entorno del santuario, lejos de lo que sería normal estas fechas ANA GARCIA

Este 2020 no habrá Romaría da Barca, y sus asiduos la añoran: así hablan algunos de ellos

12 sep 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Unas cuantas bombas de palenque, por no dejar morir de todo estos días que serían especiales, anunciaron ayer por la mañana lo que sería el «venres da Barca», el inicio de una romería milenaria que reunía multitudes en Muxía. No la habrá este 2020, suspendida en su apartado religioso y lúdico a causa del covid, por prevención. Para la localidad, no obstante, es más que una fiesta. Y la añoran.

«O peor, dende logo, é a xente que está morrendo. Pero estes son para nós días tristes, baixos de moral, os muxiáns este ano parece que estamos de loito», valora Soraya Vigo, vecina. Asegura que ayer se le levantó el corazón cuando escuchó esa pólvora y que no es capaz de explicar lo que siente: «A Barca é a Barca, hai que vivila e este ano fáltanos algo de toda a vida». No renunció a llegar al santuario caminando desde Berdoias, como cada año, y sabe que echará mucho en falta la traca de mañana y la procesión del lunes, «cando a xente do pobo quedamos todos na igrexa pequena, vestidos de voda, e despois levamos en procesión a nosa Virxe». A sus 39 años lo recuerda de siempre, y es una tradición con la que siguen sus hijas, portando el estandarte: «Quedas hipnotizada, impactada, mirando para a nosa Barca». Su vivencia de esta romería va más allá de una imagen ligada al botellón o al apartado puramente festivo: «Eu tamén ía de festa, pero o luns da Barca, en pé».

Para el cartero José María Touriñán, esos días serán más tranquilos de lo habitual. Siempre cogía vacaciones por estas fechas y esperaba a que pasase la romería para irse a algún lado, estando así pendiente de que sus hijos disfrutasen las jornadas. Este 2020, en cambio, ya se ha ido de viaje: «Estou fóra, pero claro que se nota a falta da Barca. Para os muxiáns é todo un agravio, a primeira vez na historia», valora.

Acceso sin dificultad alguna, ayer, a Muxia, y sin rastro de acampadas
Acceso sin dificultad alguna, ayer, a Muxia, y sin rastro de acampadas ANA GARCIA

La de la Barca es una romería que ejerce gran atracción sobre a comarca. A sus 27 años, la joven Lidia Fernández, de Quintáns, recuerda cómo ya de niña «toleaba por ir»: «A Barca era a festa indiscutible». Significaba el cierre del verano por todo lo alto, la única fiesta de la Costa da Morte, asegura, en la que durante horas y horas (llegaban hasta el «mañaneo») la pandilla de amigos disfrutaba de todo un fin de semana entero juntos. «Este ano non queda mais remedio. Xa te acostumas a que non houbo outras festas, así o que o tiñamos medio interiorizado», lamenta.

XESÚS BÚA

«Temos un baleiro moi grande, porque parece que che falta algo»

Xosé Búa, armador, se perdió en alguna ocasión la Barca, pero muy pocas. «Se querías ir a algún sitio coa familia, este era o tempo no que tiñas o barco amarrado», indica. Recuerda otro caso: la mili. Pero son, desde luego, muchos más los años que ha vivido la romería en Muxía, disfrutándola, viendo las galas de los vecinos el lunes de la Barca, «incluso nos tempos da fame»: «Ese día vaise notar moito». Este año, dice, en vez de ir de vinos y de continuar con las tradiciones de las misas, tocará celebrarlo en casa, con todas las medidas de seguridad, y entre amigos: «Os catro días». ¿Qué siente? «Un baleiro moi grande, parece que che falta algo, sobre todo porque estás vendo aos romeiros, que seguen chegando. O que está ofrecido, vén». Muxía, con esta romería, «aguantaba quince días máis do verán. Pasa a Barca e vén o inverno». La Barca mueve el año.

Ana Garcia

«Estás como desbordado, sen solás, sen ánimo, desorientado»

Ramón Pérez Barrientos, responsable de Protección Civil, siente en gran medida que este año su trabajo será algo «estéril». En vez de estar ocupándose como siempre de que todo salga bien, viendo a su pueblo disfrutar, tendrá que tener los ojos puestos en los límites de aforo o en el impedimento de botellones, cuestión sobre la que se ha anunciado un importante control para estos días. Como vecino, ver a Muxía sin su romería lo hace sentirse «sen solás, sen ánimo de nada, desbordado, non sabes nin que facer, e este bo tempo non axuda». Mañana habrá misas a las 12.00 y 19.00 horas, y esperan afluencia, porque saben bien que, aun no habiendo fiesta, «a xente virá dar unha volta». Es consciente de que hay miedo a los contagios y de que no ha sido fácil la decisión tomada por parte de la organización. «Está habendo brotes en todos os lados, e non se pode arriscar», apunta Pérez.

Ángel Manuel Castro, de rojo, a la derecha
Ángel Manuel Castro, de rojo, a la derecha X.Ameixeiras

«Non hai solucións para este sentimento»

Hace ya decenios que Ángel Manuel Castro se ocupa de organizar las procesiones. No las habrá este año: «Estou triste». Habla de una sensación que no consigue explicar con palabras: «Como explicas ti que estás namorada? Isto tampouco se pode explicar. Non hai solucións para este sentimento». Solo aguarda que nunca más haya que volver a pasar por esta situación y cree que el 2020 se quedará «marcado» para los muxiáns, pues nunca había ocurrido tal cosa: «Hai un enorme baleiro». Pese a ello, es consciente de que el miedo «está á beira da rúa» y que la decisión, aunque difícil, ha sido prudente. No se ha conocido en el entorno ningún caso de covid, así que cree que hay que seguir así, luchando por ello.