María del Carmen Vázquez: «Ía con 18 anos a Santiago co camión cheo de gando e todos miraban»

Santiago Garrido Rial
s. g. rial CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

Ana Garcia

Empezó muy pronto a conducir, y prácticamente no ha parado, con varios millones de kilómetros a sus espaldas. Ahora tiene un taxi.

10 sep 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Mari del Carmen Vázquez Fondo es aún muy joven, 53 años, pero acumula ya 35 años de experiencia como conductora. No es, obviamente, de las pioneras (imposible por motivos de edad), pero sí de las primeras conductoras de camiones de la zona: a mediados de los 80 tampoco era tan habitual ver a féminas a los mandos de camiones, como fue su caso. No solo fue precoz a los mandos en la carretera, sino que mantiene su trabajo con los años, pasando por todos los medios: camiones, autobuses, y ahora un taxi, con base en Baio. Son ya varios millones de kilómetros de asfalto a sus espaldas.

María del Carmen es de Anos, en Cabana. Su padre tenía una empresa de transportes, y además era tratante de ganado, con lo que desde niña se familiarizó con este mundo y, lo más importante, quiso formar parte de él. De hecho, aprendió a conducir en el camión de su padre, y después continuó con los siguientes. Llevó el volante de un Mercedes, un Nissan, un Ebro...

Aquellos inicios, explica, son inolvidables. «A nivel persoal, foi a etapa máis bonita da miña vida. Lembro as viaxes ao mercado de gando. Ía con 18 anos a Santiago co camión cheo de gando, e claro, todo o mundo me miraba, por ser tan nova e ir co camión cheo de cuchos», recuerda con una sonrisa. No solo se encargaba del ganado vivo, también de mercancías variadas, desde semillas a cereales, y más tarde combustibles, cuando se sacó el título de mercancías peligrosas. Nunca paraban, porque «papá traballaba moitísimo». Todos los días había alguna ruta. «A min gustábame moitísimo conducir camións, era a miña ilusión», explica.

Un pequeño parón

Claro que llegó un momento en el que hubo que hacer un pequeño parón. Coincidió con la boda, la crianza de los hijos en sus primeros años... Fue justo la etapa en la que su vida en la carretera se detuvo un tiempo y pasó a la ayuda a domicilio, pero volvería incluso con camiones más grandes. Y también los autobuses, para rutas y para líneas escolares. «Foi unha época estupenda. E en certo modo boto de menos os camións e os buses, pero agora tamén estou moi contenta, porque son a miña xefa», explica, sobre su actividad como taxista, en la que lleva ya unos cuatro años.

Ana Garcia

Si incluso ocurren hoy en día, escuchar algún comentario machista fue inevitable. No le da importancia y los recuerda casi como anécdotas, porque no era lo normal. Por ejemplo, que la viesen lavando un bus o un camión y decirle que eso era lo más convenía. «Pero era de xente maior, eu nunca lle dei importancia, nunca tiven ningún problema con ninguén. Ao contrario, atopei xente que me valoraba moitísimo», y eso, señala, era lo más satisfactorio. Sabe que ahora ser mujer y conductora profesional es muy habitual, ya no llama la atención, pero en su época sí lo hacía. María del Carmen nunca le dio importancia a esa singularidad y lo vivió como algo natural. «Nese momento, mulleres nos camións había poucas, algunha no leite, e así, pero non moitas. Para min foi moi lóxico todo porque tiña a empresa na casa, e á hora de aprender a conducir xa usaba o camión. E gustábame moito. Volvería a esa época, sen dúbida», asegura.

A los mandos de los autobuses pasó 7 años. «Tamén foi unha etapa moi bonita». Las excursiones por Galicia, el resto de España. Portugal... «Estaba moi ben, pero coa idade vas cambiando, tes o tema dos horarios, organizarte, e por iso fun cara o taxi, porque así podo organizarme doutra maneira», indica. Por eso, y siendo emprendedora como su padre, su gran referente profesional.

«Cando tes un cancro, ves a vida outra maneira, e tamén a vives doutro xeito» 

María del Carmen es de las mujeres que, por fortuna que pueden contar que han superado un cáncer de mama, enfermedad que padeció hace unos diez años. «Tiven a operación, o tratamento, e ben, aquí seguimos, traballando», relata a modo de resumen. Reconoce que es algo que marca, desde muchas ópticas. «Cando tes un cancro, ves a vida doutra maneira, e tamén a vives doutro xeito. Eu agora, co taxi, organízome eu, teño outra tranquilidade, e tamén está moi ben que sexa así. Son etapas».

Del taxi, con el que lleva 4 años (tiene la plaza de otro que se jubiló) asegura que podría contar «moitas anécdotas», sobre todo con personas mayores, y todas buenas. Sus viajes largos son, como parece evidente, a hospitales o aeropuertos, y los cortos incluyen aspectos tan esenciales como que alguien pueda hacer la compra. Así es la vida en las zonas rurales, con una población generalmente envejecida. También hace trayectos a los programas de la TVG más conocidos, desde el Land Rober al Bamboleo o al Luar, una opción con mucho éxito, que ilusiona a muchos vecinos. Ya había hecho algunos en autocar, y ahora sigue con el taxi. Ella los organiza y nunca faltan interesados. «Gusta moito, porque os que van unha vez repiten outra ou varias», indica. Ya ha realizado algunos viajes en esta nueva normalidad, y sin problema. 

Y también ha participado en actos especiales, desde una pedida de mano llamativa hasta una pequeña fiesta por unas bodas de oro, entre otras. Tras 35 años de carretera, María del Carmen dice, afortunada, que nunca tuvo un accidente. Ni miedo. Es resolutiva: si hay que cambiar una rueda, se cambia, camión incluido. Y no es la primera vez que le pasa.