Ofrecerá mañana dos conciertos: para el de las 17.00 todavía quedaban entradas ayer, en Ataquilla.com
22 ago 2020 . Actualizado a las 05:00 h.Hace varios años que el gaiteiro internacional Carlos Núñez impulsa la gira «Lugares máxicos de Galicia», conciertos que le permiten aproximarse al público, al patrimonio y al paisaje de la comunidad de una manera diferente. Núñez recalará mañana en el monasterio de Soandres, en A Laracha, uno de los grandes cenobios de Bergantiños. Lo hará, además, con felices noticias, en tanto que para su concierto de las 20.00 horas se agotaron las entradas y es por ello que se programó una nueva intervención a las 17.00: ayer todavía quedaban algunos billetes, disponibles en Ataquilla.com, a 20 euros.
La Costa da Morte
Será una oportunidad única para disfrutar de su música. «O privilexio, en realidade, é para nós. Poder facer concertos no noso país en lugares tan bonitos, máxicos, con tanta historia», explicó en Radio Voz Carballo, donde también dio cuenta de la importancia que tiene para el la Costa da Morte. Lo que ofrecerá en Soandres serán músicas bien diferentes, desde medievales a músicas celtas del propio Beethoven, avanzó. Núñez se reveló «ilusionado», pese al contexto tan singular que se vive a causa del covid. Cree que, de alguna manera, «todo o mundo volve ser novo». Aprecia que, tras el tiempo de pandemia, aquella gente a la que parecía que ya nada podía sorprender se queda ahora con los pequeños detalles: ve en ello una mirada adolescente, la ilusión de cuando se coge un coche o se va a un concierto por primera vez.
«Maneo de Caión»
Es bien probable que el concierto de Soandres comience con el Maneo de Caión, la pieza que Núñez y las pandereteiras Xiradela, de Arteixo, interpretaban en aquel disco histórico del artista, A irmandade das Estrelas (1996). Apenas tenía entonces 23 o 24 años. «Todos medramos coa idea de que as mellores pandereteiras de Galicia estaban aí, na Costa da Morte», expresó Núñez. «Ocorre mesmo coas integrantes de Xiradela. Teñen unha forma de cantar e de impostar a voz que compite coa propia gaita», dijo. Y eso que la suya alcanza hasta 105 decibelios. «Eran as DJ de antes: cantar para bailar, un poderío moi diferente», abundó.