GUÍAS DE VERANO | Vilán, Fisterra, Punta Nariga, O Roncudo y Touriñán deberían integrar su ruta
16 ago 2020 . Actualizado a las 20:42 h.Todos los faros de la Costa da Morte tienen su particular encanto y en torno a ellos, de hecho, configuraron los trasnos una ruta de 200 kilómetros que no deja de recibir visitantes, O Camiño dos Faros: desde Malpica hasta Fisterra. No obstante, si no hubiese tiempo para acariciar el mar con los pasos, bien podrían elegirse cinco espacios de este tipo que deberían formar parte de cualquier visitar a la comarca.
Vilán, en Camariñas (imagen superior), entraría en este «top 5». No solo por su entorno y sus vistas, erguido sobre un peñasco que impresiona a la vista a medida que uno se acerca, sino también porque se puede visitar y por su propia historia, al ser el primero en funcionar con luz eléctrica en España. La tragedia del Serpent aceleró su construcción: fue inaugurado en 1896, relativamente cerca del viejo, que databa del 1854. La primera óptica de luz, y alguna de las primeras lámparas, así como fotos antiguas y de su evolución, pueden verse en el interior de Vilán, que además acoge exposiciones temporales y otras actividades de la mano de la Asociación de Empresarios de Camariñas.
Por el paisaje, obviamente, y por el significado que adquiere en esa búsqueda del ara solis que tan atrás se remonta, ningún visitante debería irse de la Costa da Morte sin acudir a Fisterra. El faro está cerrado, pero el entorno pétreo que lo rodea, el propio cabo en sí, se presta a demorarse viendo el morir del sol en una jornada de verano. Tiene tanto de espiritual que hasta se aplaude.
Por su arquitectura destaca asimismo el faro de Punta Nariga, en Malpica, simulando la proa de un barco adentrándose en el océano. Es el más reciente de la comarca, fechado en los noventa, y su diseño corresponde a César Portela. Le será imposible irse de allí sin fotografiar la escultura Atlante, de Manolo Coia, o las rocas de formas tan curiosas que salpican el entorno: singulares obras de arte atribuibles únicamente a la acción de viento y agua.
Más sencillo en cuanto a construcción es el faro de O Roncudo, en Corme, pero el paisaje agreste que lo rodea hacen de él un imprescindible en esta lista. Es un lugar único para palpar la bravura del mar y para conocer de cerca el rincón del que, dicen, se extraen los mejores percebes del mundo.
También por los alrededores vale la pena acercarse hasta Touriñán, en Muxía, donde uno puede jugar a cazar los últimos rayos de sol en ciertas épocas del año. Vista privilegiada sobre el Atlántico.