Eduardo Coma: «En el confinamiento llegamos a hacer una pieza virtualmente con 43 músicos»

Marta López CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

ANA GARCIA

A viva voz | El violinista cubano, docente en el Conservatorio de Carballo y exmiembro de Luar na Lubre. está trabajando en su segundo álbum: «Cubalicia»

31 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Tras Violingrafía, un álbum que él describió como un «autorregalo» por su cincuenta aniversario, el violinista cubano Eduardo Coma está inmerso en el que será su segundo trabajo discográfico, que se llamará Cubalicia y que será grabado hoy mismo. Coma (Camagüey, Cuba, 1967), formó parte de Luar na Lubre durante casi veinte años y es profesor en el Conservatorio Profesional de Música de Carballo.

-¿En qué anda trabajando?

-Estamos con la grabación de un disco que teníamos pendiente desde el mes de marzo: lo teníamos programado para la misma semana que nos confinaron, en el conservatorio de A Coruña y con la Orquesta Gaos, pero hubo que pararlo todo. Ahora lo retomamos y mañana [por hoy] grabaremos aquí en el Ágora de A Coruña.

-Ya tendrá ganas de reactivarse.

-Sí, aunque durante el confinamiento estuve haciendo casi un tema por semana, componiendo mucho y haciendo cosas en las redes sociales cada uno desde su casa. Fue un trabajo bonito, pero pierde un poco esa energía de estar todos juntos.

Uno de los temas que hice fue una adaptación de la pieza Solitude, del compositor cubano Guillermo Tomás, y para ella empecé a llamar a diferentes amigos y maestros con los que hacía años que no contactaba. Al final nos pudimos reunir [virtualmente] 43 músicos y fue maravilloso.

-También sería bastante difícil de coordinar...

-Pues sí, hablábamos a las 3, 4 o 5 de la madrugada por la diferencia horaria [ríe]. Fue muy bonito, pero tremendo.

-Háblenos del nuevo disco...

-Pues se llamará Cubalicia [o Cugalicia, ya que en el diseño le sacaremos también un rabito hacia abajo para que la gente lea lo que quiera leer] y tendrá doce temas de mi autoría. Hay muchas piezas que evocan a Galicia y la última será una habanera-muiñeira que he mezclado con versos de Eduardo Blanco Amor. Será cantada y tendrá sonidos de gaita, también en recuerdo a la larga etapa que viví en Luar na Lubre.

-Un buen homenaje a dos lugares que le han marcado mucho.

-En Cuba nací, que eso nunca se escoge, y en Galicia vivo. Con tantos sitios que hay en el mundo y vine a acabar aquí, a un sitio con tan buena gente y en el que se come tan bien. ¡Hay que estar haciendo día todos los días!

-Tras «Violingrafía» lanzará «Cubalicia». Le gustan los títulos singulares.

-Violingrafía fue el primer nombre que se me ocurrió para ese primer disco en el que quise celebrar mis 50 años de vida, de los cuales 43 o 44 los pasé con el violín. Seguramente por el hecho de que fue el primero, se me fue olvidando. Hice una lista con cincuenta nombres y se los presenté al equipo, pero ni lo incluí ni nada. Al final, me acordé y acabaron eligiéndolo.

-¿Qué tal funcionó el disco?

-Fantástico. Hicimos muchas presentaciones con diferentes músicos, mucha radio y televisión por Madrid... Lo malo del confinamiento es que paralizó todos los proyectos y no se sabe si se continuarán o se empezarán unos nuevos. Pero, bueno, funcionó muy bien y, de hecho, me han comentado que hay algunos temas que incluso los piden en algunas emisoras de jazz de Estados Unidos; entre ellos, Sin retorno, que es el que hice en recuerdo a Galicia.

-¿Algún concierto planeado para fechas próximas?

-La presentación del disco iba a ser en el Teatro Rosalía. En octubre, si no recuerdo mal. Ahora, como hemos estado parados tres o cuatro meses, supongo que todo lo que había programado se pospondrá. Lo que sí hay confirmado es un concierto en Perillo con el Quinteto Cimarrón. Además, a raíz de todo lo que hicimos en el confinamiento creamos otra agrupación que se llama Coma Ensamble, pero ya no con tantos componentes como en la cuarentena, sino con ocho.

-La creatividad y la explosión de nuevos proyectos serán de las pocas cosas positivas que salieron del confinamiento.

-Yo creo que en el plano humano nos trajo una cierta paz: nuestra casa se convirtió en nuestro país, en el único lugar en el que podíamos estar. Allí tuvimos que descubrir como trabajar, como descansar y como entretenernos, y eso creo que nos motivó mucho. Además, creo que el planeta agradeció mucho la cuarentena.

-Ya tendrá ganas también de volver a las aulas.

-Pues si, y de hecho me gustaría mandar un beso enorme a todos mis alumnos del conservatorio de Carballo, que me tuvieron que aguantar durante la cuarentena dando clase a través de una pantalla [ríe].